citas "falsas"

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—Así no — me reí al observar a Pedri luchando por rellenar los ravioles.

—Me rindo — soltó la cuchara que usaba para rellenarlos —, no puedo con estas cosas.

—¿Cómo es posible que tu familia cocine tan bien y tú no puedas hacer esto? — me acerqué para tomar la cuchara que había soltado — Tienes que dejar un espacio para poder cerrarlos — tomé un poco de relleno y lo coloqué sobre el círculo de masa.

—No es justo, eres italiana — se quejó el pelinegro.

—Eso no tiene nada que ver, he vivido más tiempo en España que en Italia — le entregué la cuchara para que continuara rellenando mientras yo cerraba los ravioles para hervirlos.

—Ahora que lo mencionas, ¿por qué representas a España si eres italiana?

—Mi mamá era española, así que comenzó los trámites para que obtuviera la segunda nacionalidad cuando nací — Pedri me escuchaba atentamente mientras seguía con su labor — Cuando cumplí catorce años, la federación española se comunicó conmigo para saber si estaba interesada en representarlos. La verdad es que lo pensé durante varios días, pero un día desperté y me di cuenta de que prefería a España. No me preguntes por qué, fue como una "epifanía".

—Vaya — dejó de hacer lo que estaba haciendo para mirarme — Supongo que a tu padre no le agradó la idea.

—Para nada, desde ese día dejamos de hablar — me concentré en los ravioles que estaban en la olla para evitar que Pedri me viera desanimada — Sé que a mi abuelo tampoco le gustó la idea, pero me apoyó como siempre lo hace — comencé a sacar los que estaban listos para colocar los demás — Y mi abuela Sofía fue la más feliz de que me mudara a España. De hecho, ella hizo que pudiera entrenar en Barcelona en lugar de Madrid. Al menos a una persona logré hacer feliz — dije con pena.

—Hey — sentí cómo tomaba la paleta que estaba utilizando para sacar los ravioles y la dejó sobre la alacena — Mírame — desvié mi mirada de la olla para encontrarme con sus ojos negros que me miraban con ternura — No tienes que sentirte mal por la decisión que tomaste. No siempre se puede hacer feliz a los demás. Tienes que pensar en ti y en nadie más, porque al final del día solo importas tú — tocó la punta de mi nariz con su dedo, haciéndome sonrojar.

—Gracias, creo que necesitaba oír eso — susurré.

—Además, estoy seguro de que tú nos darás una medalla de oro, eres muy talentosa — se alejó para volver a lo que estaba haciendo — Yo me tuve que conformar con la de plata.

—Lo recuerdo — sonreí al recordar esos Juegos Olímpicos a los que no pude asistir.

—¿Viste ese partido? — me miró sorprendido.

—Sí, pero... — me mordí el labio sin saber si debería decirle la verdad.

—Pero, ¿qué? — me miró fijamente con una ceja alzada.

—Estaba apoyando al otro equipo.

Me miró seriamente, pensé que se había molestado por mi comentario, pero después de unos segundos soltó una carcajada.

—No me sorprende, siempre te vas por el equipo contrario — dijo entre risas.

Fue inevitable no unirme a sus carcajadas.

Toda la noche transcurrió entre risas y platos de pasta. Era tan fácil ser yo misma con él; siempre me hacía reír hasta que me doliera el estómago con sus chistes.

No te gusta, no te gusta

Esto es falso, es una relación falsa

Es solo un amigo, es solo un amigo

Temporary fix | Pedri |  CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora