gryffindor

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PEDRI


—Serás gilipollas – me regaño Fer – ¿Por qué le dijiste esto?

—No lo sé, tío, no tengo ni idea de por qué solté esa chorrada.— Me tapé la cara con un cojín del sofá.

—Bueno, pero al menos sabemos que alguien la esta consolado bien

Sabía que se refería a Lando, luego del partido mi nombre salía como tendencia en Twitter no por el partido sino porque Alessa había estado en el GP en Milán. No podía recriminarle nada, después de todo había sido yo quien le dio la idea.

—¿Y ahora, tío? —preguntó Fer mientras se acomodaba a mi lado.

—¿Qué voy a hacer? Después de esto, seguramente querrá poner fin a nuestro acuerdo, así que supongo que se acabó nuestra "historia" —dije desanimado.

—A veces me olvido de que sigues siendo un crío en temas de amor —negó con la cabeza—. Dime la verdad, ¿te gusta de verdad?

—Sí —afirmé con convicción.

—¿Te gustaría tener algo en serio con ella? —Asentí—. ¿Y vas a permitir que ella dé por terminado esto?

—No creo que me perdone, Fer —quité el cojín de mi cara para mirarlo.

—Por supuesto que no si te quedas aquí viendo las fotos de ella con Lando y lamentándote como un niño.

—No estoy lamentándome como un niño —me defendí.

—Tal vez no, pero seguro que por dentro estás ardiendo de celos.

Vale, tenía razón en eso.

—Entonces, ¿qué me aconsejas?

—Ve a verla y pídele disculpas

—Vaya, te juro que no sé como no se me ocurrió antes – le conteste sarcásticamente – para consejos así hubiera llamado a Gavi

—Deja que acabe de hablar, ¿vale? —Le eché una mirada antes de asentir—. Ve y cuéntaselo tal cual a ella, porque sé que conmigo no lo harás. Estoy convencido de que si te sinceraras con ella, podría estar dispuesta a perdonarte, al menos podría considerar mantener el trato.



____



Tras pasar una noche en vela, dándole vueltas en la cama mientras planeaba cómo disculparme, finalmente me decidí a ir a su piso. Me pasé la mañana dando la lata a Jazmín para que me soltara a qué hora llegaba Alessa. No fue nada fácil convencer a su amiga para que me diera esa información, pero después de insistir un buen rato, cedió.

Cuando la besé aquel día en Alemania, todos los sentimientos que había estado guardando a duras penas salieron de lo más profundo de mi corazón al sentir sus labios junto a los míos. El problema fue que esas emociones tan intensas me abrumaron, llevándome al pánico.

Tenía miedo, no quería dejar de pasar mis días con ella, no quería fallarle nunca, era increíble la angustia que me daba cuando pensaba en un futuro sin ella, quería llenarla de vida y felicidad, nunca verle triste, ella era lo único que mis ojos deseaban ver, lo que mis manos más deseaban tocar, ella lo era todo.

Y ese miedo hizo que comenzara a cometer error tras error.

Tenía dos cafés en una mano y una bolsa de desayuno en la otra. Me armé de valor y toqué el timbre.

Temporary fix | Pedri |  CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora