Capítulo 6: Paz emocional

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Me desperté por los rayos de sol que se colaban por la ventana abierta de mi habitación, abrí mis ojos con pesar sintiendo como estos se acostumbraban a la caridad, con el dorso de mi mano me restregué los ojos para quitar un poco el sueño y con pesar me fijo en la mesa de noche donde tengo el reloj digital, este marcaba las seis en punto de la mañana, me golpee mentalmente por olvidar cerrar la ventana en la noche, pues era muy temprano y el sol se había colado en la habitación, la brisa fresca se colaba por esta también, causando que el frío le golpeara bruscamente.

Con pereza se acomodó nuevamente en la cama, hasta que unas pisadas acercándose a su habitación le llamaron la atención, en lo primero que pensó fue en que era su papá, pero rápidamente descarto la idea cuando se acordó que él muy de mañana había salido a trabajar, con la curiosidad apoderándose de él se quitó la cobija y se disponía a levantarse, pero una risa que supo reconocer bien hizo que se acostara nuevamente y tomara la cobija, se tapó hasta la cara y fingió estar dormido cuando la puerta fue abierta para luego ser cerrada de golpe causando un estruendoso ruido en el silencio de la habitación.

—Tae, mi amor despierta —me llamó Jin, entrando al cuarto despacio.

—¡Maldito holgazán!, eres un maldito flojo de mierda, levanta ese culo gordo, ya que se nos hace tarde —gritó Jimin, abriendo nuevamente la puerta de mi habitación con una patada, si sigue así voy a quedarme sin puerta—. Si no te levantas por las buenas serán por las malas y juro que no querrás eso.

—Jimin, sabes que voy en contra de la violencia —decía Jin con su típica paciencia heredada por los mismos dioses.

—La paciencia Jin, no es una de mis virtudes —respondió Jimin enojado—. Bueno tú lo decidiste Tae, ¡HOBI! —gritó Jimin.

—Ya voy Jimin —gritó de vuelta Hoseok, entrando al cuarto con rapidez—. ¡TSUNAMI! —gritó, mientras corría hacia mí y saltó encima de la cama.

Me senté en la cama y me quité las cobijas con un gran dolor de espalda por las pendejadas de mis amigos, cuando me senté en la cama solté un pequeño quejido de dolor.

—¿Qué hora es? —pregunté, mientras me estiraba causando que varios de mis huesos sonaran.

—Se puede saber que estás esperando para levantarte, son la ocho de la mañana, ya perdimos una lección —dijo Jimin, pateando la cama para que me apurara a levantarme—. ¡Llevamos media hora esperándote en la esquina! —se quejó, en su rostro se podía ver el disgusto.

—Cuanta agresividad Jimin ¿Es por qué antes que estábamos en la esquina aquel señor se nos acercó a preguntarnos cuanto cobrabas? —contó Hoseok riendo, mientras que Jimin le dirigía una mirada fulminante que hizo que Hoseok dejara de reírse.

—No es nada gracioso, yo no tengo cara de puta barata —se quejó Jimin ofendido, mientras se cruzaba de brazos disgustado ante el recuerdo.

—¿Entonces serias una puta de las caras? —respondió Hoseok riendo nuevamente.

—Si la carrera de abogado criminalista no me funciona me dedicaré a la putería, ya lo tengo decidido —dijo Jimin—. Y no sería cualquier puta en una esquina, no claro que no, yo me pondría un negocio en el puro centro donde diga "Se alquilan putas caras"

—¡Bueno ya! —interrumpió Jin—. Yo lo único que sé es que me veía bien divino en esa esquina —añadió, batiendo su cabello largo imaginario sobre sus hombros con pose de diva—. Y soporten.

—Esperen ¿dijeron que son las ocho? —pregunté mientras trataba de procesar todo lo que mi habían dicho—. ¡Como que son las ocho! ¡Mierda! Otra vez mi reloj se descompuso —dije, saltando de la cama y metiéndome al baño de mi habitación rápidamente—. Jimin, me pasas el uniforme que está en la silla de mi escritorio.

El Cartel del Sur [kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora