Capítulo 15.

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Definitivamente, Xiao Zhan no lo había soñado. Todo fue real y lo supo desde el momento en qué despertó y vió un buenos días en el WeChat del profesor Wang, después del mensaje dónde le hacía saber... que también le gustaba.

Por supuesto, pudo haber quedado hasta ahí y pensar en alguna alternativa de lo que haría cuándo regresara a prácticar en el Auditorio de HaiFu, pues los ensayos se pospusieron hasta la mitad de la semana; miércoles.

Cuándo fue lunes, y llegó a JiuFan a primera hora, se dió cuenta de que, demonios, todo había cambiado aún más y Wang YiBo no íba a molestarse para nada en demostrar sus expresiones para con él. Ni siquiera si eso implicaba que los demás hablaran de ellos; no era importante.

—Profesor Wang—. Su rubor natural que empezaba a salir era la prueba de cómo sus latidos se incrementaban, inclusive si Wang YiBo no había hecho nada para provocarlo en realidad. Tan sólo bastaba tenerlo a su frente para sonrojarse. —¿Por qué está aquí?

—Para verte—. Fue su respuesta. Xiao Zhan supo que no debió haber hecho esa estúpida pregunta porque lo más probable era que esa contestación que dió fuera verídica. De hecho, aunque no lo hubiese preguntado el mayor aún así se lo íba a decir. Se sentía con más libertad... ahora que A-Zhan sabía lo que sentía por él. —Traje ésto para tí.

—Me ganó—. Dijo. Luego extendió su mano para recibir el bonito bote que el castaño le brindaba, posiblemente algo de beber que éste hizo para él. —Yo quería hacer ésto primero—. Casi reclamó.

—Puedes hacerlo la próxima vez—. Como si se tratase de un instinto, Wang YiBo dirigió su mano hacía su cabello. Tenían distancia entre ellos, pero eso hizo que la caricia que el mayor le brindó, tan suave como siempre se viera, y se sintiera aún más bonita.

—Oiga... no haga eso—  Sonrió quedito, pero no se movió para alejarse. Su cara la sentía lo suficientemente caliente como para deducir que estaba repleto de ese color carmín. Y no precisamente por la fiebre porque ya no tenía.

—¿Por qué?

—¡Porque me pongo rojo!— Exclamó. —...Y es vergonzoso—. Parpadeó seguidas veces para recomponerse y después quitó con su mano libre la de Wang, mientras caminaba rápido hacía las mesas de los costados.

YiBo lo siguió desde atrás, con su rostro cálmado, a diferencia de los inicios, cuándo sólo miraba mal a cualquier persona que se le atravesara. —Te ves lindo—. Se sentó a su lado; Xiao Zhan se sentía a morir. Aún ni siquiera tomaba la bebida que el antónimo le regaló por su tensión.

—Olvídelo—. Musitó. —¡Ah! Tengo algo, mire—. De pronto recordó lo que tenía en su mochila, así que se giró para sacar el mismo foalder que contenían en su interior las antiguas fotografías de antes. Lo puso sobre la mesa, y vió curioso a su contrario. —¿Quién es?

—No lo sé.

Xiao Zhan frunció el ceño. —Entonces, ¿por qué me las dió?

—Porque se parece a tí—. Respondió. A-Zhan le dió una expresión que no decía nada más que "tiene razón". —Incluso el Violonchelo. Mi corona de algodón, y el Arco de los Cerezos de esa zona privada. Cuándo tenía quince dejó de ser pública.

Xiao Zhan soltó un bufido. —Tenía seis cuando eso pasó—. Marcó la diferencia; Wang YiBo lo meditó y sólo atinó a reírse por ello. Sin embargo el azabache señaló la mano de aquella persona de la foto. —Y ese anillo...— De entre otro de los bolsillos de su mochila sacó el suyo, y lo mostró al otro. —Se parece a éste.

Simple. [Spring Is Coming].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora