Capítulo 26.

66 11 4
                                    

Caminaba a él, en cada paso más cerca que estaba, los latidos de su corazón se hacían más frenéticos. Y cuándo Wang YiBo se percató de su presencia, a unos cuantos pasos para estar a su lado, Xiao Zhan visualizó muy enseguida sus marcadas ojeras y cómo su expresión pérdida en la nada se convertía en la efusión.

Sin embargo, no era una efusión dulce como la que solía demostrarle. Era una efusión desesperante, repleta de preocupación. Xiao Zhan no sabía que se veía casi igual a él, y viceversa.

—Zhan, tú... no deberías estar aquí.

El pelinegro se esperó absolutamente todo menos eso. Pero en realidad, cierta parte de él esperaba más que nada esa reacción, entonces su respuesta fue una voz baja, casi como si se tratara de un musito triste dada la situación, la manera en la que YiBo le veía con su mirada gacha.

—Sí debería.— dijo. Escuchó a YiBo soltar un suspiro, así que levantó la vista para finalmente hacerlos mirarse mutuamente. —¿Por qué decidiste irte? Todos... estamos preocupados por tí. ¿Por qué te escondes aquí solo, si no has tenido ninguna culpa?

—En ésta ocasión, por repetirse, no creerán nada—. No tenía idea de que Xiao Zhan estaba enterado del pasado. Así que al darse cuenta de lo que había dicho, decayó, pensó que era hora de que tuviera que hablar y posiblemente el menor dejaría de creerle también como todos. —Yo...

Xiao Zhan se exasperó, sus cejas se volvieron curvas y su corazón volvió a sentir ese dolorcito e ira porque no podía hallar sólo una maldita solución y poder ayudar. Agarró con fuerza la camisa del castaño, en medio de su sentir.

—¡Lo sé! Sé lo que pasó antes, YiBo. Sé lo que Su ZhangQian te hizo, la forma en la que fuiste afectado, cómo y por qué se desmintió. Sé por qué solicitabas tanto una transferencia, ¡sé que no hiciste nada! Entonces, ¿por qué no puede ser igual?

Wang YiBo fue el que tomó a A-Zhan de sus hombros, como si lo alejara, pero a la vez teniendo una intención de mandar toda su conversación al demonio y atraerlo para poder abrazarlo y decírle que todo estaría bien. Pero no podía, sabía que nada lo estaría como quisiera.

—¡Porque ésta vez estoy llevando entre mis problemas a más personas! ¡¿No lo entiendes, Zhan?! ¡No quiero que tengas problemas por mí culpa! ¡Yo...! Quiero que te dejes de involucrar en ésto, no te corresponde.

—...Te prometí que te ayudaría siempre—. Respondió, mirando enartecido al más alto y como sus ojos empezaban a tornarse rojizos. Su alma se partió con eso, verle estar así por primera vez, con sus ojos cristalizados... deseaba que se terminara todo de una vez. —Aún si no es un asunto mío, te envuelve a tí. Y yo quiero apoyarte incluso si salgo perjudicado, porque, ¿sabes? No me importa con tal de verte bien, cómo siempre lo hemos sido. No así... ¿por qué no me dejas?

—No sabes lo que puedes perder—. Advirtió. —A mí no me interesa perder nada. ¿Pero tú? Tú perderías todo lo que has logrado hasta ahora—. Reprochó; Xiao Zhan se sintió como una pequeña bolita, regañado pero a la vez sintiéndose protegido inclusive si no quería hacer caso a lo que estaba diciéndole. —Todo el esfuerzo que hiciste estudiando Artes, cada fallo que lograste superar en la Orquesta, ¿para qué lo pierdas así nada más por mí? ¿Por una persona que lo ha perdido todo y no podrá darte nada aún si logra salir sin difamaciones otra vez?

Wang YiBo se dió cuenta de mil maneras que Xiao Zhan no íba a alejarse de él con facilidad. Así mismo como se mantuvo distante cuándo estuvo enojado con él, así mismo se mantendría cerca sin importar qué, a su lado.

Zhan bajó la cabeza, suspirando mientras sacaba de entre la pieza de su suéter la carta que había leído en el carro, antes de haber llegado. Casi se la mostró, y con la misma posición, habló.

Simple. [Spring Is Coming].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora