9 de enero de 1995

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El Potterverso es de Rowling


Severus suspiró. No sabía por qué Dumbledore había invitado a todos los profesores de Durmstrang y Beuxbatons a su fiesta de cumpleaños. Demasiada gente. Ya le parecía toda una multitud cuando solo lo celebraban el personal de Hogwarts, para que ahora agregasen el equipo de docentes de las otras dos escuelas mágicas participantes del Torneo. Esta vez no la celebraban en la Sala de Profesores, sino en una de las habitaciones más espaciosas del Castillo, que llevaba años sin usarse y estaba preparada para la ocasión. Ya la habían usado para celebrar el cumpleaños de Rubeus Hagrid antes y seguramente la usarían para celebrar el siguiente cumpleaños de un miembro del profesorado, el de Septima Vector, en febrero.

Otro suspiro.

Tampoco podía celebrar esa fiesta con total tranquilidad.

La Marca Tenebrosa había empezado a dolerle confirmando los rumores que corrían entre los mortífagos desde 1981; que el Señor Tenebroso regresaría. Estaba decidido a seguir espiando para Dumbledore pese a que este le había preguntado si huiría.

No era un cobarde.

Vio a sus compañeros de trabajo hablar con sus homólogos de Durmstrang y Beuxbatons, con la única excepción de Charity Burbage que solo estaba hablando con el Profesor de Estudios Muggles de la escuela francesa; en Durmstrang no daban esa materia. Él por su parte, hablaba con la Profesora Otrova, la Profesora de Pociones en Durmstrang, y la Profesora Camomille, la Profesora de Pociones de Beuxbatons. Suponía que todos hacían lo mismo que él: intercambiar métodos de enseñanza con las otras escuelas mágicas europeas.

─ Tenga mi gegalo Pgofesog Snape. ─ Ernestine Camomille le tendió un paquete. ─ Son una guía en la vegsión ogiginal de las difegentes cgiatugas y plantas que se usan como ingegientes en pociones y sus usos en cada una de las gegiones de mi país.

─ Que casualidad. Yo también le he rregalado el mismo librro al Prrrofesorrr Snape, perrro de mi país. ─ Rositsa Otrova le tendió su regalo al pocionista inglés.

─ Gracias, Profesoras. Para mí será todo un honor aprender de los ingredientes y las pociones más famosas de sus respectivos países.

Ambas sonrieron. La verdad era que los tres habían forjado una bonita amistad, pues compartían el amor por las pociones, también el interés en las Artes Oscuras. Eso era debido a que la rama de las pociones relacionada con los venenos y sus antídotos eran Artes Oscuras.

Ambas mujeres decidieron tomar unos sándwiches hechos por los elfos de las tres escuelas, mientras Severus dejaba sus nuevos presentes junto al resto. Sus compañeros de Hogwarts ya le habían dado sus regalos, está vez todos relacionados con la ropa: capas, guantes, abrigos, sombreros, botas,... Imaginaban que los otros profesores de las demás escuelas le regalarían pergaminos y plumas u otros materiales relacionados con la escritura. La verdad era que acertaron. Ya tenía plumas y pergaminos para todo el curso y quizás, el siguiente.

Él también tomó unos canapés hechos por los elfos franceses. Estaban ricos. Ahora unos sándwiches de los elfos búlgaros. También deliciosos. Pero no había nada como la comida hecha por los elfos de su país.

Volvió a dolerle la cicatriz. Decidió hablar con Dumbledore, quien hablaba con los otros dos directores.

Dumbledore ya le había dado su regalo de cumpleaños antes de la fiesta. Un caldero de pociones nuevo en el mercado con sus iniciales talladas en él y un gorro tejido de color verde con puntos negros y plateados.

─ Pgofesog Snape, feliz cumpleaños. ─ Olympe Maxime le entregó un paquete. Resultó ser un abrigo para el invierno con piel sintética de primera calidad. Muy calentito. No imaginó que la directora francesa le podría hacer un regalo.

Los cumpleaños más importantes de la vida de SeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora