9 de enero de 1976

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El Potterverso es de Rowling


— Hola, mamá. — Severus se acercó a la cama más cercana a la ventana de la habitación del hospital y le dio un beso a su madre.

— Feliz cumpleaños, cariño — susurró Eileen. Tosió.

Severus se sentó en una de las sillas de plástico reservada para los visitantes.

— Fui a casa de los Evans y entre todos hicimos un pastel para mí. — abrió el paquete que llevaba consigo y sacó una tarta de fresa con nata.

— Es muy bonita. — Eileen giró la cabeza para toser en la dirección contraria donde estaba su hijo y se giró de nuevo hacia él. Severus puso las velas del número dieciséis y Eileen le cantó la canción del feliz cumpleaños. El chico sopló las velas.

— ¿Puedes traerme mi capa? — le pidió Eileen una vez comieron un trozo de tarta cada uno.

Severus se levantó y fue hacia la capa de su madre, que se encontraba dentro de la maleta que trajo al hospital. Eileen siempre prefirió las capas a los abrigos. Aunque eso no significara que no tuviera abrigos. Simplemente, prefería su vieja capa. Una vez la tuvo de nuevo en sus manos... Sacó su cartera de un bolsillo interior y le dio un billete de diez libras a su hijo.

— Lamento no poder darte un regalo mejor. — susurró.

— No tenías por qué... — Severus bajó la mirada avergonzado.

— Hijo, lo único que he podido darte como madre es tu educación mágica básica... Acepta este dinero para tus caprichos o ahorra para cuando salgas de Hogwarts.

— ¡Pero tú me prometiste que verías cómo me graduara de Hogwarts. Era tu sueño! ¡Y cuando me convirtiera en pocionista, iríamos a vivirnos los dos juntos en el mundo mágico! Sin Tobias. En una casa que compraría con el dinero de mi trabajo. — Severus no entendía porque su madre hablaba como si no estuviera en un futuro... Hasta que... — Te vas a morir ¿verdad? — No era una pregunta, sino una afirmación.

— Los médicos muggles no encuentran una cura a lo que tengo. Lo más probable es que tenga una enfermedad mágica... He estado mirando en un libro que tengo sobre enfermedades mágicas y la única que encaja con mis síntomas tiene cura. Pero es muy cara. No podemos costearla... — susurró.

— ¡No! ¡Podemos pedir dinero prestado! ¡Ya lo devolveré cuando me gradúe y trabaje! — gritó.

— Severus... Aunque tengamos el dinero para costear el tratamiento, quizás sea demasiado tarde para curarme... — susurró la mujer alargando una mano para consolar a su hijo.

— ¡No! — Severus se apartó de ella. — ¡Escribiré una carta a Lucius, a Evan, a todos mis amigos de Slytherin...! ¡Seguro que entre todos encontramos una solución!

Se levantó y salió corriendo del hospital en dirección a su casa para escribir las cartas a sus amigos. Se dejó la tarta y el dinero.

...

Severus estaba llorando cerca del lago, donde hablaba sobre el mundo mágico con Lily en los veranos.

— Está todo nevado. Te vas a resfriar si sigues sentado en el suelo. — oyó una voz que conocía muy bien.

El chico levantó la cara hacia su mejor amiga.

— Lily — se secó las lágrimas. No le gustaba mostrar vulnerabilidad en público. Su mejor amiga no era la excepción. — ¿Qué haces aquí?

Los cumpleaños más importantes de la vida de SeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora