Capítulo 3

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El ruido de una gaviota iso que Carlos abriera los ojos lentamente.

-Don... Donde estoy?.

Se preguntó Carlos mientras se sovaba la cabeza pero al ver Altivo delante de el acostado iso que lo recordará todo.

-Oh no.

Dijo el chico que se había percatado de que las provincias fueron arrastrada por el mar y ahora se encuentra bajo el intenso calor del sol en pleno mar abierto sin comida y sin agua, las horas pasaban mientras que el hambre y sed aumentaban cada vez más.

-Odio el mar...

Dijo el chico mientras miraba a Altivo el cual seguía acostado ya que estaba abriendo y sediento.

-Bueno creo que este es el fin.... Moriré junto a un caballo en medio del bar, almenos será una muerte interesante.

Dijo el chico sarcástico mientras cerraba los ojos lentamente hasta que escucho a la misma gaviota de antes estar picando una parte del barco.

-Comida!.

Dijo Carlos desesperado mientras intentaba atrapar a la ave pero está escapó emprendiendo el vuelo.

-No, vuelve!.

Dijo el chico furioso al ver a la ave huir, el chico se percató de que el bote ya no se encontraba en el agua si no que ahora se encuentraba en el arena de una playa.

-Tierra!.

Dijo mientras saltaba del bote para besar la arena pero al toparse con un pequeño grupo de esqueletos en la arena se apartó rápidamente.

-Ahh!... Espera eso significa que...

El chico reconoció que ahora se encontraba en el mismo lugar donde habían llegado Miguel y Tulio en la película.

-Si carajo si!!.

Grito el chico emocionado al estar cerca de llegar al dorado rápidamente se acercó al bote para decirle a Altivo que saliera del bote pero al ver que seguía acostado se preocupo.

-Altivoestas bien?!.

Preguntó el chico mientras movía al caballo ligeramente este con sus pocas fuerzas relincho al parecer el hambre y sed ya lo estaban doblegando.

-Tranquilo yo te cuidare.

Dijo Carlos mientras acariciaba la cabeza del caballo, con sus pocas fuerzas y tras varios intentos logró alejar el bote lo suficiente para evitar que las olas se llevarán el bote, después miro a la jungla en su interior tenía miedo ya que no sabía que peligros había en la jungla pero al ver el mal estado de Altivo tomó valor y sacó la espada de la arena con dificultad.

-Es... Más pesada de lo que pensé.

Dijo Carlos mientras sostenía la espada, comenzó a adentrarse a la jungla lentamente estando alerta a cualquier peligro debía admitir que la vegetación era hermosa como si de un auténtico paraíso tropical se trataba pero se decepcionó cuando no vio nada para comer ni siquiera un coco o  una penca de plátanos en ninguna palmera así que se adentro más a la jungla cortando con mucha torpeza todo obstáculo en su camino, después de avanzar un poco más se encontró con una palmera con platos en su copa.

-Muy bien a escalar.

Dijo el chico mientras enterraba la espada en la arena y comenzó a intentar subir a la palmera aferrándose a ella con sus manos y uñas pero el hambre y su mal físico provocaron que se cayera sin antes haberse arrancado gran de la uña del dedos índice al intentar aferrarse para no caer.

-Carajo!.

Grito el chico de dolor mientras veía su dedo sangrar.

-Malditos plátanos!.

YO en el Camino Hacia El Dorado  V. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora