𝓽𝓱𝓮 𝓫𝓾𝓽𝓽𝓮𝓻𝓯𝓵𝔂 𝓴𝓻𝔂𝓼𝓽𝓪𝓵 ⇝Las joyas de la princesa⇜

N° 8

La llegada al palacio imperial de Arbezela se dio a través de carruajes, siendo necesarios tres para llevar al joyero y a su dueña, mientras que la princesa Ariana subió a uno acompañada de Jade por petición de la albina, el general Haun, el principe Efrit y Raymond abordaron en segundo y finalmente Elaine ocupó el último acompañada del duque Phantom.

Adara e Iraide desaparecieron en un momento en el que se dio la vuelta para escuchar la repartición de los carruajes, en un principio se asustó pero tras confirmar que su equipaje tampoco estaba, asumió que ellas se lo habrían llevado y se habrían ido con el personal de la princesa por lo que finalmente quedo sola.

Con un suspiro quejumbroso la adolescente apoyó su cabeza en el respaldo del asiento, lentamente el bienestar que había logrado recuperar gracias a sus poderes de curación comenzaban a desvanecerse, en menor medida que antes pero al fin y al cabo estaban volviendo. Su cabeza dolía de forma moderada, sentía la garganta ardiendo y su corazón latía a un ritmo anormalmente rápido, el tono blanco de su cabello continuaba extendiéndose por toda su cabeza.

-¿Se encuentra bien, princesa Elaine? -No fue hasta ese segundo que entendió que su mente había divagado mas de lo natural y se enderezó de forma casi dolorosa, la mirada color ámbar del moreno la examino por completo, ella no respondió y él repitió su pregunta- ¿Esta bien? ¿Desea que llamé a un médico antes de llegar? Usted se ve bastante mal.

La voz contraria se escuchaba lejana, mas aún sin entender lo que el mayor le decía negó suavemente con la cabeza, sus manos temblaban pero podía mantenerlo bajo control, realmente se sentía mal, pero lo último que necesitaba en ese momento era la ayuda de alguna de esas joyas, sin embargo cuando se disponía a cerrar los ojos y a ignorar a Nell un líquido viscoso que recorría su rostro le forzó a llevar sus dedos a la cara para segundos después ver su mano teñida de un color negro petróleo similar a la brea que se extendía desde sus lagrimales hasta su barbilla y se perdía cuando caía al suelo del carruaje. Reconoció de inmediato aquellos síntomas, veneno, pero no se trataba de uno cualquiera.

-Veneno de lacrimosa -Susurró entre dientes, grave error, al abrir la boca el mismo fluido que salía de sus ojos brotó de sus labios encendiendo todas sus alarmas.

Nell se movió con velocidad, sentándose a su lado con una mueca de preocupación y desconcierto, puso una mano sobre su hombro y la otra se posiciono en su espalda baja, estaba hablando pero a Elaine no le llegaba ni una sola de sus palabras, por el movimiento de sus labios descubrió que lo que quería es que siguiera sacando esa cosa de su sistema, y así lo hizo.

El carruaje frenó abruptamente una vez que los caballos percibieron el aroma dulce del líquido que ahora manchaba el suelo acolchado del vehículo, aún y con el dolor haciendo mella en su cuerpo aparto de un manotazo al hombre que en un intento de ayudar la tomo por la cintura para ponerla en pie, cosa que la incomodo de sobremanera y solo la hizo asustar mas.

Una vez que su visión borrosa enfoco las gotas de sangre que escurrían por su boca y sintió el sabor metálico en la boca fue que todo perdió el sentido por un instante y lo último que vio por un par de minutos antes de desfallecer fue un orbe de luz azul que se movía a través de su cuerpo una y otra vez, luego de eso solo hubo  oscuridad.

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Apretó los parpados con fuerza al sentir como una potente luz se posicionaba frente a su rostro y se quedaba allí por varios segundos, finalmente fue un movimiento algo brusco que la sacudió lo que la obligo a despertar, estaba recostada en una cama desconocida en una habitación que no le resultaba familiar, mas sin embargo cuando quiso levantar un poco la cabeza para ver que habia a su alrededor un dolor punzante que atravesó todo su cuerpo y se recostó nuevamente, hasta ese instante fue que noto que parada a un lado de la cabecera estaba la princesa Ariana hablando con un hombre un poco mayor que por su apariencia Elaine pudo asumir que se trataba de un doctor.