N°9

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Los días comenzaron a pasar sin pena ni gloria, Elaine seguía en cama siendo víctima de los efectos secundarios del envenenamiento, pero pese a eso las cosas fueron relativamente tranquilas para la princesa.

-Princesa, tiene que intentar comer un poco, ha perdido mucho peso en estos días -Adara llegó a su lado con una bandeja llena de comida, se veía angustiada porque en cinco días Elaine no había conseguido ni querido comer más que un par de cucharadas de sopa.

-Dejalo a un lado, comeré un poco más tarde -Pidió con voz suave mientras leía un libro en cama, después de varios días su recuperación seguía siendo bastante lenta, contando con apenas fuerzas para sentarse y mover un poco el cuerpo- ¿Dónde está Iraide?

-Ella está comprando unas flores para decorar su habitación, princesa, pero si la necesitas la llamaré de inmediato -Hablo la castaña dejando la bandeja a un lado de la cama.

-¿Han encontrado algo sobre nuestros sospechosos? -Preguntó dejando su libro sobre las piernas- Estoy planeando acabar con quién se haya osado a intentar hacerme daño.

-No hemos conseguido mucho, su alteza -Negó ella con la cabeza un poco decepcionada- La princesa Ariana ha reunido a las joyas y ha hablado con ellos, pero todos han negado ser los responsables.

-Entiendo, supongo que tendré que encontrar al culpable por mi cuenta -La jóven de cabellos rosados sonrió mostrando una sonrisa sádica mientras sus manos temblaban por la rabia que sentía- Le haré sufrir el infierno en vida por su estúpida valentía.

Con mucha difícultad Elaine logra ponerse de pie, apoyándose de la cabecera de la cama camina con lentitud hasta verse en un espejo de cuerpo completo que había en la habitación- Me veo terrible -Dice en voz baja mientras se observa, la delgadez enfermiza que posee desde el incidente es aterradora, con las mejillas hundidas y marcas oscuras y profundas bajo los ojos, se siente ardiendo por el enojo.

-Dile a la princesa Ariana que cenaré con ella y sus joyas esta noche -pide mirando a la sirvienta con ojos brillantes de enojo.

Desde el día en que ocurrió su accidente la princesa Ariana ha estado visitando diariamente su habitación, insistiendo en que cuando se sienta mejor asista a una comida con el joyero para conocerse, además de haberla estado incitando a no escribir cartas a su familia. Ella ha cumplido con esto último, más por la incapacidad que por gusto, pero de todas formas tiene la sensación de que si lo hace sus cartas serán interceptadas para que la información no llegue completa a sus padres.

-¿Está segura, princesa? -Adara parece algo dudosa sobre su decisión pero termina asintiendo sin estar de acuerdo.

-Trae hojas, pluma y tinta, le escribiré una carta a Gaia -Ordena a la vez que empieza un suave camino hasta el escritorio, cuando tiene en manos lo que pidió escribe una nota que a primera vista parece sencilla y hasta algo vaga, luego, con algunas de las semillas que la niña le ha regalado en su viaje la tritura y mezcla con la tinta, logrando una solución que solo será visible cuando su hermana deje su carta al aire libre por unos días, y como conoce muy bien a esa princesita sabe que es la única que no la tirará de inmediato, por lo que la mejor opción para hacerles saber de su situación es hacerla llegar a la niña.

Adara tomó a la princesa por el brazo y lentamente la guió hasta su cama nuevamente, le puso un plato de comida en las piernas -Si va a asistir a esa reunión tendrá que recuperar energías hoy- Dice con una voz un poco preocupada.

-Lo haré, tienes razón, no puedo mostrarme débil ante quién sea el que intento asesinarme -Responde de ella de forma tosca pero aceptando lo que su doncella le daba -Tendre que comer todo esto -Elaine tomó uno por uno cada plato y se concentró en usar sus pocas reservas de magia en ellos, sus manos brillaron con un leve color dorado que luego fue traspasado a los alimentos.

𝓽𝓱𝓮 𝓫𝓾𝓽𝓽𝓮𝓻𝓯𝓵𝔂 𝓴𝓻𝔂𝓼𝓽𝓪𝓵  ⇝Las joyas de la princesa⇜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora