El corazón de Mark golpeaba rápidamente mientras subía las escaleras que conducían a la casa que la banda de Cuervos utilizaba. Cuando tropezó con un tablón deformado de los escalones, Mark se dio cuenta de que la 'casa' era en realidad una palabra subjetiva que se usaba para describir a esta 'basura', una choza que tenía tablones en las ventanas y el techo derrumbado, y que debería haber sido condenada hace años.
Respiró hondo para calmar sus nervios antes de llamar a la puerta. Mientras esperaba a que alguien le contestara, se limpió las gotas de sudor de la frente y trató de poner una expresión neutral en sus rasgos. Si los Cuervos sospechaban que era una bola adormecida de miedo, entonces su misión habría fracasado antes de comenzar.
Avis abrió la puerta con un gruñido: —¿Quién jodidos está golpeando mi puerta tan temprano?
Cuando los pequeños y brillantes ojos del cuervo se centraron en Mark, el miedo se deslizó por su espalda. Luchó contra el impulso de retorcerse cuando le sonrió a Avis. —Hey, soy yo.
Maldita sea, ¿cómo podía haber olvidado lo repugnante que era su antiguo jefe? Aunque la mayoría de los Cuervos eran asquerosos, Avis lo llevaba a un nuevo nivel. Su ropa de cuero negro estaba cubierta con algún tipo de sustancia grasa, y el hedor que desprendía el hombre estuvo a punto de hacerlo vomitar.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Pensé que eras la mascota de los felinos? —Avis se burló.
—Me echaron cuando no les conté todo lo que sabía acerca de los Cuervos —mintió Mark—. Pensé que tal vez era hora de que alguien les demostrara a los gatos engreídos lo que sucede cuando se cruzan con un cuervo.
Está bien, quizás se había pasado un poco, eso sonaba como si viniera directamente de una de esas cursis películas de acción que Jhonny y él veían. Se sintió aliviado al ver que todavía funcionaba. Avis se hizo a un lado y lo dejar pasar.
Si pensaba que Avis apestaba, el olor dentro era un millón de veces peor. Mark tragó saliva varias veces en un esfuerzo para no vomitar cuando un olor rancio y putrefacto le asaltó la nariz.
Los únicos muebles que adornaban el interior, estaban rotos o destrozados. Incluso la pesada mesa de cocina de roble, estaba partida por la mitad. A pesar de que podría ser debido al peso de la gran carcasa, ciervos en descomposición se encontraban encima de ella. Dos Cuervos estaban usando sus manos para comer, uno de ellos sostuvo una ofrenda sangrienta hacia Mark.
—No, gracias, maté algunas ardillas ayer noche para cenar y todavía estoy lleno —respondió.
Tan asqueroso como su comentario era, apaciguó al cuervo. El pájaro se encogió de hombros y luego empujó la comida en su boca, sus ojos oscuros brillando bajo la cruda luz de la habitación.
Mark casi gritó cuando alguien se le acercó por detrás y apretó su cuerpo contra su espalda. Unos dedos fríos se acercaron y le acariciaron la mejilla. —¿Qué es lo que tenemos aquí?
Avis se volvió y le dio una sonrisa cruel. —Es el cuervo que ama a un felino, el que perdimos.
Mark apenas oyó esas palabras, porque su mirada se había posado en algo de mayor importancia. Colocada en la parte superior de la capa de polvo de la sucia chimenea, estaba una botella marrón, la que Avis había insistido en conservar después de aquella maldita misión.
Ahora todo lo que Mark tenía que hacer era encontrar una manera de agarrarla y salir como el infierno fuera de... bueno, de ese infierno. Eso no iba a ser fácil con este extraño cuervo maltratándolo.
—Huele mal —declaró el cuervo, molesto.
Ese comentario era tan irónico, que Mark casi se echó a reír. ¿Olía mal? Eso era gracioso, proviniendo de un tipo que apestaba tanto como una planta procesadora.
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Serie de los CP 13 - La reivindicación de Mark
Fiksi PenggemarSerie de los Cambiaformas Perdidos 13 - La reivindicación de Mark RESUMEN Criado en completo aislamiento, el cambiaformas cuervo Mark, sabía muy poco del mundo de los cambiaformas. Aunque sabía que los Cuervos estaban en guerra con los cambiaformas...