Conociendo al enemigo 4

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Neo se quedó en la sala mientras su hermana y su amigo preparaban la cena, los susurros se escuchaban de un extremo a otro, Neo trataba de entender que tanto secretean pero no podía captar nada.

*susurros*

-¿Qué le pasa a tu hermano?

-No lo sé, ya te dije que no creo que quiera matarte, mejor mueve las manos más rápido.

-No, Ariadna, enserio, tu hermano no aparta la mirada de mi.

El chico se pasaba viendo de reojo al amigo de su hermana, constantemente evitaba el encontrarse con los ojos de Cris, eso siguió hasta que Ari y Cris pusieron la comida sobre la barra.

-Neo ven a comer-su hermana le llamó, Neo continuó observando a Cris y su hermana lo noto.

-Si tienes algo que decirme, hazlo de una vez-los nervios del peli-negro estaban al tope, con la intensa mirada del peli-naranja.

Neo respingo con el comentario.

-Yo...-guardo silencio, los nervios lo invadieron y fue presa del pánico.

El peli-naranja comió a toda prisa, sin verlo a la cara ni decir una palabra. Al terminar su comida se levantó rápidamente.-Iré a casa de Mara, me quedaré con ella.

-Espera Neo...-No pudo acabar la frase cuando la puerta del apartamento se cerró.

-A tu hermano si que le gusta su novia, ¿no?-Cristofer dijo lo que pensó sin darse cuenta.

Ariana le vio enojada.

-¿Enserio, no puedes tener un poco de conciencia?-Ariadna bufo y apresuro a su amigo a recoger el cochinero que quedó en la sala desde el día anterior.

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Neo salió corriendo de su casa, llamó a sus amigas por el chat grupal, los tres quedaron de verse en el café a donde llevaron a Neo el día anterior.

Los tres estaban de nuevo sentados en la misma mesa, Neo se hundía en su vergüenza y pánico internos.

-Es un imbécil, no puede gustarme.-Neo elevo la voz lleno de desesperación.

Annie y Mara veían cómo las personas a su alrededor los observaban, por la conmoción que ocasionó su amigo.

-Neo por favor, baja un poco la voz, nos van a sacar de aquí-Annie se preocupo por el escándalo.

-Vamos, tómalo con calma, puedes comenzar siendo amigos, así será más fácil averiguar que sientes por él, y si no es nada entonces sólo dejas de hablarle, en cambio, si en verdad te sientes atraído por él, puede que hasta lo enamores.-Mara le hablo a Neo con toda confianza.

El chico lo medito por unos minutos-Mmm, oye, no es un mal plan, me gusta mucho más que el anterior. Aunque aún no sé si él querrá ser mi amigo.

-Ya encontrarás una manera, siempre la encuentras.-Annie le animo.

-Cambiando de tema, Annie, deberías de disimular un poco, te estas comiendo con la mirada a la mesera.-Neo le dijo pícaramente.

La pelirroja se sonrojo como un tomate y le lanzó una bolita hecha de servilleta a su amigo.

-¿Y ya la besaste?-Mara le preguntó casualmente mientras tomaba un sorbo de su té helado.

Annie se ahogó con su café, escupiendo sobre Neo.

-¡¡¡Gracias!!!-Neo quedó empapado desde su cara hasta su camisa.

-Y-yo lo siento!-Annie fulmino a Mara con la mirada y ella solo se encogió de hombros.

Los tres chicos estaban tan concentrados en su mundo que no se percataron de las miradas dirigidas a ellos y todo el revuelo que hacían.

Entre ellas sobresalía la de un hombre guapo, que se robó las miradas de las clientas cuando ingresó al café. Alto, de hombros anchos y un rostro marcado por unas cuantas ojeras y una barba perfectamente cuidada, su cabello castaño y corto peinado hacia atrás hacía resaltar sus ojos color miel.

Aquel sitio era su tienda preferida debido al café artesanal que hacen, también lo frecuentaba por que no suele haber muchas personas, lo que lo hacía ideal para trabajar sin llamar la atención.

Ese día fue distinto porque al subir a su asiento habitual escuchó los gritos de un niño, provenientes de una mesa al fondo del segundo piso, no le tomó importancia.

"Pronto se irán", eso fue lo que pensó, pero el grupo de ruidosos seguía ahí, por un rato no se escucharon más ruidos molestos.

"Por fin puedo trabajar en paz", un segundo después de pensar aquello, un grito se hizo oír por todo el piso, el sonido fue tan fuerte que el aquel hombre derramó su café sobre la mesa.

"Matare al ruidoso que causo esto"

Se levantó de la mesa molesto, llamó a uno de los meseros para limpiar el desorden, cuando se puso de pie, vio la persona de donde provino el grito, se quedó sorprendido por unos momentos porque recordó su rostro, en particular el color de su cabello. Se le vino a la mente el recuerdo de esa tarde y de su alumna empujando a ese chico.

"Es realmente el mismo"

El profesor Carlot, observo detenidamente al peli-naranja, su rostro es verdaderamente como el de un bebé, más guapo de lo que creyó, en ese momento, después de todo no pudo verlo a la cara debido a que la chica a la cual invitó a salir (trato de extorsionar), lo rechazó y huyó a toda prisa, llevándose a su pequeño amigo con ella.

"Tratabas de esconder a esta belleza de mí"

Carlot sonrió para sí.

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**En multimedia la cafetería que frecuentan**

DesacatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora