Mi bella y delicada flor; ✿ {LysandroxCastiel}

Mi bella y delicada flor.

Hace ya un poco más de tres meses había empezado a crecer algo dentro mío que no comprendía con exactitud, esté sentimiento es bastante raro e inusual, aún me cuesta asimilar esté hecho que a provocado mi corazón.

¿Por qué? era la pregunta que se formulaba continuamente en mi cabeza. ¿Por qué no solo se mantenían ocultos, alejados de la realidad, dejándome continuar con mi vida con la normalidad de siempre? 

Supongo que el corazón también puede traicionarte haciendo que tu vida cambie a su gusto y disposición, haciéndote pensar en aquella persona más de lo que quieres. Aunque en mi caso, él no sea tan visto como aquel que se enamora de cualquiera.
Siendo malhumorado, celoso, burlón, arruina momentos, a veces busca pleitos y que con solo aquella joven se comporte de tan "buena manera", mostrando tal debilidad. 

"Se nota que le gusta..."

Duele tanto con solo decirlo.

Como si a una flor la destrozarán en unos segundos, despojándola de toda su hermosura y esplendor. ¿Tal vez sean celos? ¿Envidia? ¿Miedo a ser, tarde o temprano, olvidado por él...?

"Se trataba de ello..."

Tan solo de pensarlo, me daba una sensación de melancolía. ¿Por qué tuve que enamorarme de ti?

Castiel.

Yo mismo se que alguien como tu jamás me querría de la misma manera en la que yo lo hago.

"Aunque pido desconsoladamente estar equivocado."

Porque somos amigos y solo amigos. ¿Cierto?

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Llegué al patio como habitualmente lo hacia, a la hora que predeterminaste nuestro encuentro. Ya que detestas la impuntualidad, este día en especial trate de no extraviar mi libreta como de costumbre. 

"Por una vez."

Por lo menos hoy no quería que te enfadaras conmigo.

Me sonreíste de una manera única al verme llegar, era la primera vez que me mostrabas tal gesto tuyo con tanta libertad. Simplemente era hermoso. ¿Por qué eres tan bello?

Los rayos del sol en tu tez tan blanquecina te hacían ver como un ángel mismo, reposando en aquellas hierbas tan verdes del patio. Levantas tu mano levemente en señal de saludo y pides, o más bien ordenas, que tome asiento a tu lado. ¿En serio? ¿Realmente eras tú?

Obedecí y mantuve mi mirada en ti esperando a que hablaras. 

"¿Acaso te gusto que me miras tanto?"

¿Era tan obvio? Me gustas, me encantas. Y te quiero, he incluso esas palabras no eran suficiente para decirte cuanto te anhelo.

"Te amo..."  susurré por lo bajo, no lograste oír mis palabras, pero ahora eras tú el que me observaba con suma atención. "¿Qué sucede?" pregunté lo más sereno posible, más no podía mentir, con tan solo tenerte cerca mío podía sentir como mi pecho batallaba por oprimir a mi corazón evitando afortunadamente que con sus constantes golpeteos, esté saliese y expresase todos mis sentimientos.

Salí de mi hilo de pensamientos al escuchar que buscabas algo en el bolsillo de tu pantalón, era un sobre algo maltratado de color verde como el de mi pañuelo, extendiste tu mano y me lo entregaste.

 "¿Una carta?" 

"Es para ti." 

Desviaste tu mirada huyendo de la mía, aunque aquello no me impidió que pudiese ver aquel lindo y tierno sonrojo de tus mejillas. Sonreí con la esperanza renovándose en mí y abrí aquel misterioso sobre, sacando el papel doblado que contenía, en el medio de este había una caligrafía un poco desordenada y tosca, diciendo Lysandro, aún así lograba que me pareciera maravillosa, ¿y lo mejor de todo? Podía reconocer que esta era la letra de quien más quería.

¿En serio? ¿Castiel me había escrito una carta? ¿A mi?

"Ya, léelo de una vez. Necesito saber que piensas."

Vi como fruncías tu ceño mientras jugueteabas con tus dedos, por mi lado tomé una bocanada de aire y abrí el papel dejando al descubierto su contenido comenzando a leer poco a poco. 

No podía ser verdad, Castiel...

"¿Declaras esto por una carta, tan hermosa he de agregar, teniéndome aquí a tu lado?"

"Sí...¿y?" sonreíste levemente. "¿Te estás quejando?" 

"No, como podría hacer eso siquiera, simplemente- "

"Sé que te gustan estás cosas, te presto atención sabes."

"Eres alguien especial."  te tomé entre mis brazos, tu aroma tan peculiar y exquisito me extasió. 

Miradas curiosas se posaron en nosotros por nuestra escena, intentaste zafarte de mi abrazo, pero no tenía planes de permitirlo, no voy a dejar que te vayas ahora. Para tu suerte, Sucrette levantó su pulgar y sonrió alegremente antes de desviar la atención de nosotros, trataría de recordar en agradecerle luego.

Aun así, seguiste moviéndote entre mis brazos, empujándome levemente y diciéndome que te soltase, por mi parte, me aferré aun más a ti. 

"¡Mierda, ya suéltame, Lysandro!"

"Jamás te soltaré y jamás te lastimaré..." susurré en tu oído haciendo que aquellos movimientos bruscos se detuviesen, ahora podía sentir tu cálido cuerpo como siempre me lo imaginé en aquellos sueños que tenía.

"En aquella carta me diste ha entender sobre tus inquietudes, inseguridades, celos y demás, así que todo esté tiempo sufríamos de la misma manera cuando ambos nos sentíamos igual."  te oprimí más contra mi pecho mientras reía suavemente. "No puedo creer que hubo tanto dolor en vano, pero de igual manera. ¡Me haces muy feliz! Te abriste conmigo, es sorprendente."

"Somos unos idiotas, especialmente tú, deja de burlarte de mí." reíste relajando tu cuerpo contra el mío, apoyando suavemente tu mentón en mi hombro.

"Te amo..."  embocé una sincera sonrisa, inhalaste y exhalaste correspondiendo al abrazo.

"Quien iba a creer que tú cambiarias mi vida de esté modo, maldito victoriano..."

Volviste a enderezarte mirándome fijamente, tomé la oportunidad para besar la comisura de tus labios, logrando que te sonrojarás mientras fruncías el ceño en protesta.

"Yo también te amo." salió en murmullo solo para que ambos pudiéramos escucharlo, sonreíste nuevamente, tomé una  flor que se encontraba en el suelo del patio, colocándola en tú cabello. "Cursi. Ahora bésame bien o lo haré yo." reí acercándome a tus labios.

"Claro, mi bella y delicada flor."