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Dos chicos se encontraban en la casa del pelinegro. Spreen y Karl, aquellos amantes que sin saberlo, llevaban un amor mutuo.

Spreen se encontraba sentado al lado del sillón junto a Karl, nuevamente, pero esta vez siendo el castaño quien no se encontraba con ánimos ni de comunicarse, y el pelinegro solo se dedicaba a hablar sin parar.

— Querés algo para comer? — Dijo con una sonrisa el híbrido. A pesar de encontrar al mayor llorando bajo un árbol, el oso no podía borrar su sonrisa de la cara y mas por su reciente descubrimiento aunque de igual forma estaba preocupado por el contrario. 

Por otro lado, Karl solo se llegaba a mover la cabeza para responder, no quería soltar una sola palabra, a pesar de escuchar vagamente al menor. Ese sueño le había causado demasiadas dudas, y ante la propuesta de cenar con el pelinegro solo se limitó a asentir, sin haber prestado demasiada atención a lo que decía.

— No. No hay forma de que Spreen actúe así..— Se consoló el castaño en silencio en un intento de calmarse.

Todavía era muy temprano para cenar, entonces Spreen solo se dedicó a subir los ánimos del mayor haciendo chistes estúpidos o contando anécdotas, hasta llegó a buscar hojas y lápices para quedarse un rato dibujando.

Eran las 9:00 PM y ambos chicos se encontraban comiendo, callados, cada uno absorto en sus pensamientos.

El pelinegro consideró declararse en el bosque. En aquél lugar donde ambos cayeron al agua, pero lo pensó bien. El no haría ese tipo de cosas, era demasiado cliché para su gusto y tampoco quería parecer empalagoso.

— Y ¿Qué tal está la comida Karlitos?— Curioseó el pelinegro.

— Está bien, thank you — Replicó casi murmurando el angloparlante. 

 Spreen no sabía muy bien como seguir la conversación, le parecía muy raro el ánimo apagado del contrario — Eu, querés venir afuera después de comer un rato? —  Propuso el oso.

— Okay — Contestó sin rodeos para seguir comiendo.

El resto de la cena fue silenciosa, pero no incomoda. Cuando al fin terminaron el híbrido de oso levantó los platos y fué donde Karl, agarrándole la mano para llevarlo a su patio-bosque. 

Era un ambiente tranquilo, uno muy agradable.

— Karl, ¿Podemos hablar? — Preguntó al castaño mirándolo directamente a sus ojos color miel.

El antes mencionado contestó haciendo un esfuerzo por mirarlo. Ambos se quedaron callados un momento mirándose a los ojos bajo la luz de la luna. 

— Te quiero mucho — Dijo el pelinegro tomando la iniciativa en un abrazo que habrá durado unos segundos.

Lamentablemente Spreen no pudo declararle sus sentimientos al castaño, quizás era muy bueno para dar discursos, pero una cosa completamente diferente era una declaración de amor improvisada.

El mayor se sorprendió un poco con el gesto del argentino, pero no dudó en corresponder aquél cálido abrazo — Yo también te quiero osita — Rio con un leve rubor en sus mejillas, del cual el pelinegro no se percató debido a la poca iluminación que poseían.

El silencio prevaleció unos segundos mas hasta que la voz del oso volvió a romper el silencio — ¿Querés quedarte a dormir hoy? —.

Poems - [ Spreen x Karl] ⊹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora