Las sábanas en su cuerpo eran apabullantes en su tacto. El ambiente en general debía ser la cosa más pacífica que habia sentido. La nariz del jabali recorría los cabellos de una dormida Aoi.
La peli negra estaba cansada, muy cansada ese día. Habia tenido el parto de Kurenji en el manantial de los Rengoku. Una hermosa niña con cabellos desiguales y negros daba los brazos a su padre emocionado.
Rengoku no podía creerlo. Como era posible que una cosa tan pequeña lo llenara de orgullo y emoción. Kurenji se sentía algo extrañada de que el chico no se enojase de que fuera mujer en lugar de varón. Cuando la bebé tocó sus brazos, ese pensamiento voló.
Kyori era mimada por su hermano y su tío que estaban con la baba escurriendo. Era hermosa y sus ojos veian alrededor con gran curiosidad. Su primera sonrisa fue para Renji, que le prometió ser su fiel guardián siempre.
Aoi sintió algo de envidia. No sabía si sus hijos serían tan bonitos, alabados y festejados como los de los pilares. Tampoco sabía si Inosuke toleraria la idea de que otro ser humano tendría su atención.
Despertó poco a poco sintiendo una caricias en su hombro descubierto. Hacía algunas horas había terminado de ser amada por su esposo, así que estaba en completa desnudez en las sábanas.
-Cariño- murmuró adormilada.
-Disculpa ángel, ¿te he despertado? -
-No, no te preocupes. Creo que es hora de que desayunes y vayas a la finca-
-Puedo estar un rato más, la verdad estoy muy cómodo asi-
-No te lo voy a negar, me siento cómoda y sumamente cansada-
Inosuke se preocupo un poco y giro a su esposa para verle de frente. Aoi hizo un puchero para que fuera besado por el jabali de forma de buenos días como de costumbre. Toco su frente y noto que su temperatura estaba normal.
-Puedo traer algo de fruta, tomemos el día y hagamos un picnic-
-Mm~ - Aoi se tapo con las cobijas y suspiro-quiero dormir otro rato-
-Es raro en ti, veré si puedo cancelar pacientes de tu agenda-
Inosuke se levanto desnudo hacia la mesa de noche de Aoi, tomo su agenda azulada y volteo a ver a la chica que normalmente se la arrebataria para levantarse y ponerse al día con el desayuno.
Un silencio.
Unos pequeños ronquidos.
Inosuke regreso a su puesto observando a su esposa dormir de nuevo de forma muy profunda. La estancia se volvió más apacible y sumamente dulce. Incluso quería recostarse y solo vagar en la cama por días.
El jabali busco entre la ropa desgarrada, la blusa de Aoi. La acercó a su mejilla y de nuevo pudo sentir lo más suave del algodón, el aroma frutal y algo que lo embobaba de manera casi mágica.
Tal vez Aoi si era una bruja como antes creía.
Tal vez le lanzó un hechizo para tenerle a su merced.
Tal vez y solo tal vez, estaba jodidamente embriagado de amor.
Sus ojos fueron posados en su esposa que al moverse dejó destapado parte de su torso. Frunció el ceño, pues de pronto sintió una esencia de alguien. Miró a todos lados de forma alarmante, no distinguia quien era.
Siguió el ambiente del otro ser por el cuarto, peligrosamente cerca de Aoi. Seguro algún demonio había entrado y era invisible pero no podría hacerle ni un rasguño a su esposa sin perder la cabeza.
ESTÁS LEYENDO
Diferente
أدب الهواةAoi e Inosuke son tan diferentes. Pero aquellas diferencias los hacen un igual. El descubrimiento de chicos normales dentro de la guerra de demonios los puede poner en duda, pero siempre es divertido descubrir.