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Vivir en una ciudad tan grande como lo era Los Ángeles, era lo mejor para Enzo. Las probabilidades de cruzarse con alguien que conocía eran muy bajas... pero nunca cero.

Era de noche y daba un paseo por la ciudad. Había vivido allí tan solo un tiempo durante su niñez y es por eso que tenía un buen inglés, pero no recordaba mucho de Los Ángeles.

Andaba tranquilo hasta que escuchó una voz familiar acompañada de una guitarra.

Close your eres and ser it through. Chaos comes and collects the youth. I can feel the cold air when the night comes. Heaven's only wishful.

[Heaven's only wishful - MorMor]

Enzo se le quedó un tiempo viéndolo sin saber si acercarse o no. A todo esto, ¿qué hacía Henry ahí?

Decide acercarse lentamente y se detiene a verlo. Tiene una gran voz, y aunque sabe que tocar la guitarra no es tan difícil ya que él también lo hace, debe admitir que Henry lo hace muy bien.

Cuando termina de cantar le deja un billete de un dólar en el estuche de su guitarra y luego se va.

—¡Hey, chico de clase de Ética! —escucha llamarlo.

Enzo se da la vuelta.

—Espérame un momento.

Henry guarda el dinero en su bolsillo de manera rápida y luego su guitarra para ir junto a Enzo.

—Nunca pensé encontrarme a alguien de la facultad aquí —le dice Henry—. ¿Qué hacías por aquí?

—Pues antes me gustaba ir en auto a todas partes, pero como el auto de mi padre está en México ahora tengo que caminar.

—¿México? ¿Eres mexicano?

—Sí, pensé que era obvio por el acento.

—¿De qué acento hablas? Si no me decías hubiera creído que has vivido aquí toca tu vida. Sé hablar un poquito de español.

—¿En serio?

—Sí. Mi palabra favorita es sacapuntas.

—¿Sacapuntas?

—Sacapuntas.

Enzo no pudo evitar reírse. Imaginaba una palabra que tuviera un significado más profundo, pero no, solo sacapuntas.

—¿Quieres ir a tomar algo, chico de la clase de Ética?

—¿Por qué me llamas así?

—No me has dicho tu nombre.

—Nunca me lo has preguntado. Soy Enzo.

—¿Entonces quieres ir por algo de tomar, Enzo?

—Claro.

Había algo en Henry que le llamaba mucho la atención a diferencia de sus otros compañeros. ¿Era su acento inglés? ¿Su forma tan genuina de hablar? ¿Porque era drogadicto? ¿Su voz al cantar? ¿Su falta de ética? ¿O la confianza que le transmitía?

—¿Tú mientes? —le pregunta Enzo.

—Como todo el mundo. ¿Qué clase de pregunta es esa?

—Es que eres muy sincero y no me sorprendería si dijeras que no mientes.

—Hay mentiras que son necesarias y mentir, como otras cosas, es lo que le da la esencia al ser humano. Solo imagina si todo el mundo dijera la verdad. Todo sería un caos porque a veces es peor decir la verdad.

—¿Según tú es bueno mentir?

—Depende la situación. Es como lo que dicen siempre, todo en exceso es dañino, y para comprobar eso vamos a emborracharnos —le dice Henry abriéndole la puerta para que pase al bar—. Primero las damas.

Enzo rueda los ojos.

Ambos se sientan en las banquetas.

—Tráigame dos shots de tequila —le dice al bartender—. ¿Y qué hace un mexicano por aquí?

—¿Qué hace un inglés por aquí?

—Yo pregunté primero.

Les dejan los shots servidos y Henry no tarda en tomar el suyo.

—Quería estudiar lejos de mi familia.

—¿Problemas familiares?

—Algo así. ¿Qué hay de ti?

—Necesitaba escapar del gris Londres. ¿No vas a tomar? Sé que a los mexicanos les gusta el tequila.

—Muy considerado de tu parte —dice antes de tomarlo.

—Tráigame dos más.

—¿Quieres emborracharte?

—¿Tú no? No te preocupes por el dinero, yo invito.

—Creo que hoy quiero estar sobrio.

—Más para mí.

No es que quisiera estar sobrio, simplemente Enzo no quería hacer una tontería frente a Henry cuando recién se estaban conociendo.

—¿Siempre sales a tocar?

—De alguna forma debo pagar mis vicios. El dinero no cae del cielo. Podría buscar un mejor trabajo, pero no quiero tener mucho dinero, solo el suficiente para vivir bien.

—Eres muy conformista.

—O tú muy ambicioso.

—El dinero es necesario.

—No lo es todo.

—Yo sería feliz si tuviera más dinero. Al menos mi familia no se preocuparía por que terminara viviendo en las calles.

—El dinero puede que te libre de muchas preocupaciones, pero eso no quiere decir que te haga feliz. Puedes comprar muchas cosas que te hagan feliz momentáneamente, pero como dije, esa felicidad acaba en algún punto.

—¿Entonces según tú cómo podemos ser felices?

Henry se encoge de hombros.

—¿Qué es ser feliz? —le cuestiona Henry, mientras toma un shot—. ¿Es una emoción o un estado? ¿Cómo sabemos que somos felices si nunca lo hemos estado? ¿La felicidad existe? ¿Es algo que se puede obtener?

—"La felicidad; más que un deseo, alegría o elección, es un deber".

—¿Kant?

—Correcto.

—Me encantas, Enzo —dijo, quitándole su beanie para reconocerle los cabellos.

—No hagas eso.

—Es divertido.

Henry se quitó su beanie y se lo intercambio con Enzo.

—El tuyo me gusta más. Te lo devuelvo en clase de Ética. Al menos tendré una razón para ir.

—¿Tú de verdad quieres reprobar Ética de nuevo?

—No le veo la necesidad. Nadie es ética ni moralmente correcto. Todos hemos pensando algo "incorrecto".

—Para eso es la clase de Ética, idiota.

—¿Y estás confianzas?

—Solo te pongo en tu lugar.

—Me gusta. Hazlo de nuevo. Me gusta ser corregido aún cuando la otra persona no está en lo cierto.

—¿Qué quieres decir?

Henry soltó una risa sarcástica.

—Tráigame dos más.

—¿Me estás tratando de tonto?

—No lo sé. ¿Lo estoy haciendo?

Amor PlatónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora