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Una invitación de cumpleaños. Le había llegado una invitación de cumpleaños como si fuera de un niño pequeño, solo que este no era de ningún niño, se trataba de Henry.

Enzo nunca había asistido a ninguno de sus cumpleaños, tampoco sabía cuándo eran como para felicitarlo. Lo que tampoco sabía es que Henry no celebraba sus cumpleaños y aquella fecha no sería la excepción.

En todos los años que llevaba conociendo a Henry se había dado cuenta que en verdad no lo conocía. Había amado a alguien que no conocía.

Henry no era de las personas que hablara de sí mismo, a pesar de ser una persona muy habladora. Sus temas de conversación eran más profundos y filosóficos, que mostraban a quien hablara, los pensamientos que recurrían por su mente.

La última vez que vio a Henry fue en el bar, no hace más de un mes. Y desde entonces no había sabido de él hasta que llegara la invitación. Ninguno se mandaba mensajes, ni se llamaban. Hacían si propia vida a pesar del amor que se llevaban.

...

Miró la hora por quinta vez dándose cuenta que era aún muy temprano. Sus pies se balanceaban por el borde del edificio. La tentación se apoderaba de sí, pero debía esperar.

-¿Por qué aquí? -escuchó una voz detrás suyo.

Henry subió su mirada hacia Enzo sonriéndole.

-¿Te gusta? Tiene una gran vista.

-Supongo. Esto... Feliz cumpleaños.

-No es mi cumpleaños.

-Pero tu invitación decía.

-Si te decía la verdadera razón seguramente harías muchas preguntas.

Enzo metió sus manos en los bolsillos sintiendo frío.

-Ahora entiendo porque elegiste un lugar tan raro. Debí imaginarlo.

-¿Ya sabes la razón por la que te traje a ti?

-No, en verdad no.

Henry dio unas palmaditas a su lado indicando que se siente ahí. Enzo obedece y con sumo cuidado se sienta sin atreverse a mirar abajo.

-Te amo, Enzo. Te amo más que a un amigo o un colega, te amo más que alguien que elegiría como pareja. El amor que tengo por ti no se compara por ningún otro. Te amo más que de una forma sexual, más que solo el físico o tu personalidad. Te amo más que solo el intelecto. Te amo más que solo tu alma. Y es que mi amor por ti es diferente a cualquier otro que incluso le puse un nombre, Amor Henryónico. Porque solo el mismísimo Henry Oldbury puede amar así.

-¿Por qué me dices esto?

-Porque estoy loco y no solo de amor o por ti. Estoy tan loco como tú de loco estás por amar a este ser tan loco. Aunque este loco quiero que me escuches y que no te olvides de mis palabras. Haz lo que quieres. Sé la persona que quieres ser. Sé un poco egoísta y deja de pensar en los demás. Ámate sobre todas las cosas. Y sigue adelante por los dos. Quizás esta sea nuestra única vida y nunca más nos volvamos a ver. Así que enamórate de quien quieras. A mí no me importa porque me basta con morir amándote.

-Henry... tú no vas a... ¡Henry!

Sus palabras se cortan al ver su cuerpo deslizarse por el borde donde apenas se sostiene con una de sus manos para no caer al precipio. Toma rápidamente su otra mano tratando de subirlo nuevamente, pero es demasiado pesado.

Amor PlatónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora