¿quien es ella?

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Todos los días son iguales, no tenemos paz y no sabemos qué es lo que va a pasar, solo vivimos con la esperanza de volver a casa en la madrugada ya que ni siquiera eso podemos asegurar, pero no me arrepiento de hacer esto, para hacer la vida más segura para mi hermano y mi padre… aunque él no sienta que lo que hago es importante.

Tomioka: ¡Rengoku!

Su grito me sorprendió, estaba tan metido en mis pensamientos que no estaba tomando atención

Rengoku: ¿Si?

Tomioka: al norte, en 5 minutos llegamos

Asentí con la cabeza, algunos pilares ya estaban adelantados, un demonio había atacado un pueblo que quedaba a una hora de dónde estábamos nosotros, no nos íbamos a arriesgar a qué Mitsuri fuera sola, es mejor que vayamos los más que podamos ya que creo que el demonio que está atacando es de alto rango, una luna superior

Llegamos al pueblo con Tomioka, y la gente iba corriendo, esta luna no estaba siendo muy discreta, creo que quería hacer todo esto por algo.

Rengoku: ¡corran! -les grité a dos personas que estaban en estado de shock-

Tomioka: Rengoku, yo voy dónde los demás

Yo también quería ir, pero ví a una pareja de adultos que apenas podían caminar tratando de escapar

Rengoku: vé, yo voy enseguida

Me acerqué, un matrimonio de personas mayores, él podía caminar bien, pero no quería dejar a su esposa atrás así que se quedó con ella arriesgando su vida, así que tomé a la mujer y fuimos más rápido a buscar un refugio y nos encontramos con otras personas.

Rengoku: quédense aquí, y estarán seguros

Hombre: muchas gracias hijo, por todo lo que hacen por nosotros

Rengoku: no tiene que agradecer -me incliné para mostrar respeto- nosotros nos vamos a encargar de todo y pronto podrán volver a sus hogares

Salí del lugar y volví a correr donde estaban los demás, creo que ya no quedaban personas que rescatar y fui donde se escuchaba la batalla, y al llegar ví a algunos de mis compañeros heridos

Rengoku: Mitsuri… ¿Estás bien?

Mitsuri: si -se seca la sangre que tenía en la frente- son 2 lunas superiores

Rengoku: ¿dos?

Mitsuri: si… Tomioka e Iguro ya se están encargando de uno, yo estoy con Uzui

Rengoku: quédate acá y ve tus heridas, yo voy con…

No alcancé a terminar mi frase cuando nos llegan unas dagas, casi nos dan en la cabeza y llegan dónde nosotros los demás, no pude sentir de dónde vinieron esas armas, miré a todos lados pero no sé veía nadie.

Uzui: compañero, que bueno que llegaste -siempre atentos-

Rengoku: me alegro de verlos a todos bien

Tomioka: hay dos lunas superiores

Mitsuri: si, nos acaban de atacar

Se sintió una paz y un silencio que a todos nos puso alerta y fue ahí que tres siluetas se vieron a lo lejos

X: jajajaja llegó otro más

X2: jajaja te dije que si hacíamos un alboroto iban a llegar más pilares, así los matamos a todos de inmediato…

Rengoku: son tres…

Mitsuri: podemos con ellos, nosotros somos cinco

Iguro: si, pero tú estás muy herida

Mitsuri: no es nada

Rengoku: igual debes tener cuidado, no queremos perder a más personas… sigan como estaban y yo que llegué recién voy solo, después me pueden ir a apoyar cuando le corten el cuello a esos demonios

Uzui: ¿Estás seguro?

Nuevamente una daga pasó cerca de mi cabeza, la tercera silueta que era un poco más pequeña que los otros dos, me había atacado y la sangre me empezó a hervir

Rengoku: déjenme a mí al cobarde ese

Y sin esperar respuesta fui a la siga de él, él corrió por el bosque, era rápido y silencioso, a veces se me perdía de vista, hasta que lo alcancé, y chocamos katanas, al parecer antes era un cazador de demonios el reflejo de la luna hacía que su arma brillara, lo ataque con toda mis fuerzas, pero era demasiado rápido, en ningún momento pude ver su rostro, se fue a lo más oscuro del bosque, esto fue como el juego de las escondidas donde yo trataba de encontrarlo todo el tiempo, y cuando lo hacía no podía ni pestañear porque se me perdía de vista de inmediato, era tan frustrante que la rabia me iba subiendo hasta la cabeza, hasta que cometió un pequeño error

Rengoku: te encontré

Tomé mi katana con ambas manos y la dirigí a su cuello, pero al parecer solo la punta de esta logró darle ya que cayó de pie con la mano en el cuello, por fin salió de lo oscuro del bosque y pude verlo. Era una mujer más pequeña que yo, estaba con el uniforme del cuerpo de cazadores y su katana resplandecía en la luna, y miraba al suelo

Rengoku: que asco que un cazador de demonios se haya convertido en uno, abandonando sus convicciones y por lo que luchó un día…

Ella no dijo nada solo alzó su cabeza y me miró con una pequeña sonrisa, quedé helado al ver su hermoso rostro, y aún más cuando me fijé en sus ojos

Rengoku: espera… tu…

Saca la mano de su cuello y sangre roja cae de este

Rengoku: no eres un demonio, eres humana…





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Mi salvador (Rengoku x t/n)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora