Prólogo

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La tormenta Sempiterna acechaba en el horizonte, más allá de los vastos campos de encinas y alcornocales. El aire frío y seco estaba mezclado con un nuevo hedor a muerte y la tensión era latente en todos los corazones de los pobladores de aquella tierra.

Dakotsa era consciente de ello antes incluso de que sus familiares como su abuela se lo comentara. Las nubes negras habían sido advertidas por los demonios días antes de todo el revuelo. Dakotsa hablaba con ellos, lograba intercambiar información valiosa por sangre. Ella odiaba aquel don que la naturaleza le había impuesto pero no podía negar lo acertado y útil que era e iba a ser.

Dejando eso a un lado, la chica había pasado ese mismo día ayudando a su abuela con las labores de la casa, era una buena manera de distraerse de la realidad. Su abuela, llamada Pam, era también una bruja como ella. La naturaleza tenía caprichos de ese estilo, como saltarse una o dos generaciones mágicas, haciendo que sean abuelos y nietos los únicos con habilidades mágicas.

-Dice la gente que han visto vampiros vindicadores por ahí...- comentó Pam mientras echaba unas raíces al caldero, ese día estaba preparando una deliciosa sopa con notas picantes de jengibre.

-¿La policía lo sabe?- interrogó Dakotsa.

-Como si unos simples polis pudieran hacer frente al ejército de las tinieblas- respondió de mala gana la anciana.

-Bueno abuela, tranquila, son solo rumores, puede que realmente nada está pasando...- Dakotsa intentó quitarle importancia al asunto, sabía que su abuela a veces deliraba y era un poco estresante.

En ese momento ambas escucharon un aletear familiar entrando por la ventana de la cocina, era una urraca y la familiar de Dakotsa.

-Chaxi- la llamó la joven.

El pájaro soltó un graznido agudo y se posó en su brazo. Un familiar de bruja no era muy diferente a un animal común y corriente, la única diferencia es que eras capaz de comunicarte con él, no con palabras, sino con intuición.

-Me tengo que marchar ya abu- anunció la joven bruja tomando su mochila y enroscándose su larga bufanda azul sobre el abrigo.

-Esta bien Dakotsa, ten cuidado ahí fuera ¿si?- se despidió Pam.

-No te preocupes yo controlo- terminó de decir ella antes de cruzar la salida.

Una vez que pisó la calle, notó que todo estaba sospechosamente más silencioso que otras veces. Si era cierto que era una zona rural no muy poblada pero esa sensación nueva que tenía... era antinatural, incluso las nubes que se cernían sobre ella eran malignas.

-¿Sería demasiado tarde?- pensó y rápidamente tomó su móvil.

Chaxi estaba inquieta, era ella quien le había avisado también sobre algo nuevo.

Dakotsa no pudo evitar temblar al leer el mensaje que le había llegado a su teléfono:

-Tenemos a los vindicadores- decía su compañero Ereia por el grupo de whatsapp que tenían desde hace un mes.

-¿Cómo que tenéis a los vindicadores?- preguntó alarmada Dakotsa.

Decidió no esperar al siguiente mensaje y simplemente se encaminó hasta la zona de reunión de sus nuevos amigos.

Hace exactamente un mes atrás, Dakotsa se había creado un perfil nuevo en twitter donde comentaba todo lo que iba aprendiendo con sus habilidades mágicas. Hablar con difuntos y demonios era agotador pero muy enriquecedor. Gracias a unos demonios menores y a su propia sangre, había descubierto las intenciones de los vampiros vindicadores de atacar su ciudad. Un grupo de gente empezó a seguir sus predicciones y al ver que tenía razón empezaron a seguirla e incluso a incluirla en un club llamado "La Resistencia" conformado por humanos y brujos.

Onyx OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora