Querido lector, una nueva temporada social está a punto de iniciar en Londres y esta autora no podría estar más emocionada por ello.
¿Podrá acaso 1814 superar la extraordinaria temporada de 1813? ¿Qué otra sorpresa podrá depararnos esta nueva tempo...
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A la mañana siguiente, Aubrey hall se encontraba hecha un completo caos con toda la servidumbre que en aquel momento se encontraban arreglando las habitaciones de los invitados que estaban por llegar. Mientras que otros corrían de aquí para allá cargando grandes ramos de flores para decorar el salón.
La vizcondesa Bridgerton también se encontraba ahí, en medio de todo el caos, al lado de su hija, Daphne.
— La señora Patridge requiere mucha azúcar en su té de la mañana — le daba órdenes la matriarca a su ama de llaves —. Y lord Abernathy se rehúsa a comer carne que no esté bien cocida, aunque lady Abernathy solo come carne bien cruda, según entiendo. Y pon una manta extra en la cama de lord Weston. Escuche que es friolento.
En ese momento, una de las criadas se acercó a lady Bridgerton cargando un enorme ramo de flores.
— Llegaron las rosas y los claveles que pidió — dijo.
— Podrías añadir unas lilas, mamá — dijo Daphne llamando la atención de ambas mujeres —. Simbolizan el primer amor. Y los ramos podrían ser más grandes.
La criada asintió con una sonrisa y luego se alejó del lugar.
Lady Bridgerton por su parte, miraba a su hija con una sonrisa cargada de orgullo.
— Te he enseñado bien — dijo.
Daphne sonrió.
— Si va a haber una propuesta este fin de semana. Anthony necesitará mucha ayuda.
Lady Bridgerton asintió, rogando internamente porque sus plegarias fueran escuchadas y en verdad hubiese una propuesta.
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