Dos

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Caminó por los callejones de toda la ciudad, estaba por comenzar esa época del año donde todo era amor, azúcar y miel. Y realmente lo odiaba todo.

La música romántica, los colores pasteles, los dulces inundando las calles junto con las flores, las parejitas tomadas de la mano y dándose besos a todas horas en todas partes... iugh.

El amor no era lo suyo, honestamente nunca pensó que lo fuera ya que todo lo que pasaba por sus manos se afrontaba a múltiples tragedias y desgracias que ocurrirían en su vida casi a diario. Entonces no era para él, nadie opinaba lo contrario.

Incluso Atsushi podía afirmarlo.

Al final del día ni siquiera se dignó a volver al trabajo, simplemente se fue a mitad de jornada sin haber hecho nada en todo el día y se dirigió a donde el viento lo llevara. O sea, a la tienda donde siempre había ofertas en vendajes.

Y las vio una vez, y otra, y otra, y otra vez, recorrió el supermercado unas 5 veces y no encontró nada que llamara su atención. Hasta una señorita empleada le preguntó si se encontraba bien.

La pobre salió corriendo cuando Dazai le propuso un suicidio doble.

Quizá por eso es que no tenía pareja, porque su visión del amor siempre estaba más distorsionada que una estación de radio a mitad de la noche. Y había alguien que lo entendía un poco mejor que los demás, pero ya era tarde para ir a buscarlo.

— ¿Malgastando el tiempo como siempre?– le preguntó alguien desde el pasillo de enfrente — No es de sorprenderse

— Mira quién habla, el primero en aventar la piedra y esconder la mano– regresó el saludo, a su modo, pero lo hizo — ¿Vienes por veneno para ratas?

— Curioso que lo preguntes, realmente vengo por ácido para deshacer un cuerpo en la bañera de mi casa– respondió la otra persona

— Si, es lo mejor que se puede hacer en estas fechas... ¿alguien en particular?

— La muerte y yo, igual que siempre

— A mí ni la muerte me quiere, ¿te lo puedes creer?

— Si, me lo creo totalmente

Se tomó un momento para revisar la fecha de caducidad en el cangrejo enlatado, al menos tenía que sacarle algo de provecho a todo su tiempo desperdiciado.

Ahora no sabía en qué clase de situación se había metido, por un lado debería correr y fingir que nada sucedió allí, por el otro sentía que esta situación estaba yendo demasiado pacífica. Aún así se quedó de ese lado del pasillo, fingiendo interés en la fruta en almíbar.

Mordió su labio inferior dudoso, una idea bastante intrigante acababa de cruzar su mente.

— ¿Te interesa un juego?– le preguntó al contrario luego de encontrarlo nuevamente — ¿O tus asuntos en la alcantarilla te lo impiden?

Acosador. Pensó.

— Realmente... meh, no tengo nada en la agenda, ¿qué tienes para ofrecerme?– le siguió el juego, Dazai lo abrazó por los hombros de repente — El rumbo de esto suena innovador

Quítate, quítale, quítate. Rogó internamente.

— ¿Haz visto esos programas donde dos personas fingen estar enamorados y tienen una cita a ciegas sólo para ganar audiencia en la televisión?

— Sería mejor si te ayudo con una serenata a la luz de la luna, te recuerdo que toco perfectamente el chelo

— Tócame otra cosa mejor

Dazai Osamu quiere dejar de ser soltero // BSDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora