Capitulo 3

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Daella mantuvo al lado de Daemon permaneciendo en silencio, sintiendo el viento azotar el campo y las olas romper contra la orilla. Vestía totalmente de negro igual que todos los presentes, solo que ella tenía pequeños bordados rojos en cada hombro.



Observo los cuerpo que descansaban en medio del campo, Aemma y el pequeño Baelon se encontraban envueltos a la espera de ser incinerados.



Miro de reojo a su hermano mayor, apretando el brazo de Daemon involuntariamente al verlo en un estado tan lamentable, lágrimas en sus ojos y labios apretados que retenían los posibles sollozos de dolor.



Ella había matado al niño, pero Viserys había matado a su esposa.



¿Quién hubiera pensado que aquel débil rey sacrificara a su esposa por la vida de un niño muerto? Daella nunca espero las acciones de su hermano. Pero, estaba satisfecha con el resultado. Después de todo, Aemma hubiera muerto de igual manera.



Tomo la mano de Daemon para emprender camino hacia su sobrina quien parecía una estatua en medio de tantas personas.



Tan débil como su hermano, susurro su mente.



-Te están esperando – anuncio Daella, fingiendo una voz suave, entrelazando su mano con la de su hermano sintiendo la frialdad de sus dedos y un suave apreton – Dales el descanso que necesitan, pequeña nyra



Los ojos rojos y llenos de lágrimas la voltearon a ver, pero Daella no sintió pena ni remordimiento, no sintió nada al ver a su sobrina destrozada por la muerte de su madre. Pero, aun así, se acercó a ella, dejando un suave beso en su frente como un pequeño vistazo a su casi inexistente amabilidad hacia ella... ¿O quizás era un poco de su piedad antes de la tormenta?



Rhaenyra cerró los ojos al sentir la suavidad en su frente, soltando un suspiro cuando la calidez dejo su rostro. Con el poco valor que había obtenido por su tía, volteo a ver a su dragón.



- ¡Dracarys! – la orden fue dada y Syrax bajo de la colina hasta quedar a unos cuantos metros de los cuerpos, rugiendo antes de expulsar una llamarada de un fuego abrasador que quemo el cuerpo del pequeño Principe Baelon y la reina Aemma.



Los ojos de Daella brillaron por el reflejo de las llamas como dos estrellas, disfrutando del espectáculo que era ver los cuerpos calcinarse.



¿Quién hubiera pensado que ese solo era el comienzo de una nueva era para los siete reinos?





The Dragon PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora