Andrea en peligro

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Al día siguiente hice mi rutina de siempre, y luego me fui a mi nuevo trabajo, verán la situación de Venezuela no es muy bonito que se diga, la taza de pobreza aumenta cada día más, tampoco hay empleo, y la inflación cada dio aumenta más, conseguí un trabajo gracias a mi profesor de programación, este trabajo me trajo a Rusia, y ahora trabajo para ellos, llego mira el edificio y me quedo sorprendida.

-Wow.

camino y alguien me empuja  al piso.

-Quítate del medio.

Me levanto del piso llena de rabia.

-Que te pasa anormal.

-Como me dijiste.

La chica se voltea con una mirada fuiriosa, la miro y me rio.

-Lo que escuchaste anormal.

-Eres una puta.

-Se rie-puta pero inteligente.

La mujer me abofetea.

-A mi me respetas perra inmunda.

Le devuelve la bofetada.

-Tu mas bien me tienes que respetar a mi, de paso ni te conozco.

-Nadie toca a la irresistible María Volko.

-No me importa quien ere, pero tu debes que respetar a los demás, porque con educación te dice.

Me jala el brazo.

-Te lamentaras por meterte con una Volvko.

Me zafó yl a empujo y me voy de allí

-No te tengo miedo perra.

Entro y me quede muy sorprendida, por fuera parece las torres gemelas, pero por dentro parece un aeropuerto internacional.

Me toca el hombro  una chica.

-¿Me podrías dar un permiso por favo?.

-Me volteo y le doy el paso.

-Gracias. 

La chica se va.

-Cño no le pregunte a la chica donde quedaba la oficina de los Smirnov. 

Voy caminando cuando veo a la misma chica en sentada en un escritorio.

-Disculpe chica.

La chica me mira de arriba abajo

-Dígame.

-Tengo una cita con el Señor Steban Smirnov.

-Espere un momento-

La chica me mira de arriba abajose levanta y va al despacho.

Me siento y leo una revista, donde habla de un tal William Smirnov.

-(Típico de un don Juan).

La chica me se dirige hacia a mi. y la muy odiosa me habla con sarcasmo.

-Ya puedes entrar.

-Para ser secretaria deja mucho que desear.

Me voy  y  entro a la oficina, y saludo a Steba-.

-Me alegro que estes aquí Andrea.

El me abraza.

-Igualmente.

Le devuelve el abrazo.

Steban me ofrece para sentarme y me siento, hablamos por un largo tiempo, hasta que se hizo las 1:30, Steban me hizo firmar el contrato como su mano derecha, así que empiezo mañana a primera hora, luego de firma me despido, me acerco a la secretaria para darles la gracia, pero la mujer me mira con odio y no sé porque, así que salgo de allí como toda triunfadora.

-Me alcanza el tiempo para ir al centro de la ciudad.

 Miro el reloj y pido el taxi.

Camino por las calles de Rusia hasta que de repente unos 5 hombres me rodearon, resiste lo mas que pude, pero fue inútil, mi cuerpo estaba totalmente adormecido, y poco a poco veía todo borroso, hasta quedar todo oscuro.

Fin.

sumisa del señorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora