chapter 21

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Ocho meses después

Winter y Jennie cumplían 8 meses de relación, unos meses que parecían años, si, tenían ciertos problemas, pero siempre encontraban la manera de arreglarlo a través de la comunicación o simplemente dándose su espacio, la personalidad de la pareja encajaba a la perfección. Winter era una mujer extremadamente dulce, cariñosa y responsable, no solo con Jennie, sino también con Jungkook y Dahyun, ellos la completaban enormemente, ayudaba en todo lo que podía e incluso cuidaba a los hijos de su novia cuando ella tenía alguna junta de trabajo.

Por otro lado, Jennie, había demostrado ser paciente, tierna y comprensiva, había conseguido un trabajo como maestra y a veces eso le quitaba el tiempo y sentía que no pasaba el tiempo suficiente con sus hijos, Jin se había
mudado con Namjoon y por eso agradecía enormemente la ayuda de Winter. Para celebrar su octavo aniversario, Winter decidió ir a la playa con Jennie y sus hijos, como era de esperarse, ella tenía una casa ahí y algo que tenía en común con Jungkook, era su amor por el mar, ellos dos se llevaban de una manera maravillosa, tenían muchos gustos similares, como películas, videojuegos, comidas, etc.

— Ya estoy listo, Winter.

— Entonces vámonos campeón.

Winter lo subió al auto y le puso el cinturón de seguridad, acomodó a Dahyun en su silla para auto y ayudó a Jennie. El viaje no fue tan largo, pero fue lo suficiente para que los tres cantaran felices “Talking to the moon - Bruno Mars”.
Llegaron a la playa y el primero en intentar bajar del auto fue Jungkook, quien se divertía como nunca, jugaba en el mar, saltaba, coleccionaba conchas de mar, hacia castillos de arena, entre otras cosas, todo lo que un niño de 7 años hace cuando va a la playa. MinYoung, la señora que cuidaba de la casa de playa, estaba cuidando a Dahyun, quien desde que llegaron había caído en un profundo sueño. La realidad era que hace muchos años no disfrutaba y reía como lo hacía hoy, Winter llegó a sanar poco a poco su corazón, no había logrado que ella olvidara a quien fue su primer amor, su esposa, la madre de sus hijos, pero había logrado que su corazón cicatrizara, había logrado que olvidara sus penas, Winter era su medicina.

— Tres, dos ¡Uno!

Jennie no se dio cuenta del momento en que su novia y su hijo estaban encima de ella, haciéndole cosquillas, ella tenía el cuerpo sensible cuando se trataban de cosquillas.

— ¡Basta! — comenzó a reír.

— ¡Mami tiene cosquillas! ¡Debemos hacerle más cosquillas!

— Eso parece, debemos hacerle a tu mami muchas cosqu-

— ¡No, Winter! ¡Tengo otra idea! Hazme caballito, por favoooor — suplicó Jungkook haciendo un puchero, a la cuál Winter no pudo negarse y con una sonrisa obedeció.

Subió a Jungkook en su espalda y empezó a correr, dar vueltas, provocando que el pequeño se riera a carcajadas, todo sucedía mientras una castaña de gentil mirada, los observaba sentada en la arena, con una sonrisa en su rostro, sintiendo como poco a poco recuperaba a la familia que había perdido con la muerte de Lisa.

— Bueno, bájate Jungkook, es turno de tu mami.

— No gracias — Jennie se levantó y caminó a la orilla.

— ¿No? ¿Acaso dijiste no, Kim Jennie?

— Si, dije no, Kim Minjeong.

— Ven aquí, Ruby jane.

Winter, corrió hacia Jennie antes que este escapara y la cargó sobre sus hombros,
comenzando a caminar un poco lejos de Jungkook, que estaba distraído haciendo un
gran castillo de arena.

Al estar lo suficientemente lejos, Winter bajó a su novia viendo sus hermosos ojos marrones, esa mirada profunda que ella le daba, siempre provocaban sonrojos en Jennie, por mucho que ella intentara evitarlo.

— Te amo, Winter... Te amo mucho.

— Te amo mucho más, mi hermoso ángel.

Los labios de la pelinegra chocaron con los labios de Jennie, quien pasaba sus brazos alrededor del cuello de su novia, ella amaba sus besos, siempre eran suaves, tiernos y sin malicia. Jungkook al ver a su madre caminando con Winter por la orilla, fue con MinYoung, a pesar de ser pequeño, entendía que a veces los adultos necesitaban estar solos, justo como en ese momento y por eso prefería no molestar o interrumpir. Mientras que Winter y Jennie caminaban por la orilla del mar, con el mar mojando sus pies, tomados de la mano y viendo el atardecer, un atardecer hermoso, un atardecer perfecto, quizá uno que su mente jamás olvidaría. Ese día era tan perfecto, era tan maravilloso, no quería que acabará, quería seguir disfrutando, quería que fuera eterno.

— Me encanta este lugar... es perfecto.

— ¿Enserio? Por qué hoy es un día perfecto para hacer muchas cosas.

— ¿Así? ¿Cómo que, señora Kim? — la miró y levantó sus cejas.

— No Jen, eso no, al menos no hasta que… aceptes casar conmigo.

— ¿Vas a pedirme matrimonio, acaso?

Winter se detuvo, y se arrodilló frente a Jennie, sacando de su blusa una hermosa caja roja, que poseía un hermoso anillo color plateado, con un diamante cuadrado.

— Kim Jennie ¿Aceptas ser mi esposa? —preguntó Winter sonriendo con cierto
nerviosismo.

— Winter — se le escapó una lagrima viéndola — Ay Winter…claro que sí amor, acepto.

Jennie abrazó a Winter por el cuello sin poder evitarlo, su felicidad no cabía en su corazón y repartió varios besos por su rostro, haciendo reír a la pelinegra. Delicadamente le colocó el anillo en el dedo correspondiente y se levantó abrazándola por la cintura, dándole vueltas como si fuera un típico cliché romántico de novela. Winter no podía dejar de repetirle al oído cuanto la amaba.  Ese día, esa tarde, Jennie se dio cuenta que amaba Winter, ese día entendió que no era algo pasajero, algo simple o sin importancia, ahora ya no había dudas para lo que su corazón gritaba. Gracias a Winter, se volvió a enamorar, volvió a creer en el amor y gracias a ella su vida estaba completa nuevamente.

Nevertheless | 𝗝𝗟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora