chapter 3

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Lisa despertó con pesadez, sus ojos estaban hinchados no podía sonreír solo podía mostrar ese rostro de culpa y aquella expresión de tristeza había sido la peor noche para ella y para Jennie.

Aún sentía culpa, pero no sólo por lo que había hecho antes de llegar a su casa sino por lo que le había hecho a su esposa. Con delicadeza se volvió para quedar cara cara con ese hermoso rostro y lo observó detenidamente, tenía en sus ojos lágrimas secas.

La amaba no lo podía negar, pero en su interior había algo que dominaba cada vez más, el dolor y no era la rabia, ni la ira, sino el miedo, el miedo a perder a la persona que tanto quería, el miedo de perder a su hijo, el miedo de perder a su familia. Aquel miedo que segaba su conciencia y la ira cuando venía el enojo, desaparecía el rastro de la persona que realmente era.

Jennie empezó a abrir sus ojos lentamente y se encontró con la escena menos esperada, un par de ojos observándola con amor con mucho amor, inevitablemente ella sonrió al ver la manera en la que Lisa la miraba, parecía que nada hubiera pasado, Jennie la amaba ¿Qué podía hacer?

— Buenos días Jendeuk — Dijo ella con dulzura.

— Buenos días, Lili.

Jennie no podía evitar sonreír, su rostro enmarcaba una gran sonrisa, otra vez era ella, otra vez su personalidad, otra vez era Lalisa Manobal, la mujer de la que se había enamorado.

— ¿Cómo amaneciste? — Pregunto con timidez.

— Mucho mejor ¿Y tú?

— Bien — Respondió calmada, hubo un pequeño silencio algo incómodo hasta que ella decidió romperlo — Jennie. . . Lo siento, perdóname, no debí haber hecho lo que hice, ayer regresé muy cansada y estresada del trabajo, discúlpame, me desquité contigo, perdóname por favor, te prometo que no se repetirá.

Lo pensó por un momento, que no fueron más de 2 minutos ya que sus hermosos ojos no se lo permitían. La amaba, eso es inevitable después de todo había sido la primera y última vez.

— Te perdono — Dijo con una sonrisa y ella le sonrió de una manera más dulce.

— Gracias — Le depositó un beso en los labios esos besos que tanto extrañaba — Debo alistarme, pero te prometo que este fin de semana me dedicaré sólo a su familia.

Lisa se paró de la cama y fue al baño, minutos después se puso su traje y luego se fue a trabajar no sin antes darle un tierno beso.

La mañana pasó como todas, dejó a Jungkook en su colegio y luego regresó a casa, se puso a limpiar el poco desorden que había, luego subió a su habitación y miró los pequeños pedazos de vidrio que se encontraban tirados, le dolió un poco el estóma...

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La mañana pasó como todas, dejó a Jungkook en su colegio y luego regresó a casa, se puso a limpiar el poco desorden que había, luego subió a su habitación y miró los pequeños pedazos de vidrio que se encontraban tirados, le dolió un poco el estómago, los recuerdos eran melancólicos, le costaba moverse por las heridas, pero aun así dejó la habitación limpia.

De repente el teléfono sonó y fue un contestar, era su medio hermano mayor, Namjoon.

— Hola hermanita.

— ¡Namjoon! ¿Cómo estas?

— Muy enamorado ¿Y tú? ¿Cómo esta Jungkook? ¿Cómo está Lisa?

— Yo estoy muy bien, ellos también, Lisa fue a trabajar y Jungkook está en la escuela — Dijo —Pero ahora dime ¿Como es eso qué estás enamorado? — Preguntó con el tono de hermana celosa.

— Bueno. . . es qué ya tengo novio, quisiera presentártelo y pensaba en ir a visitarte ahora, ¿Puedo?

— No, mí casa esta desordenada, sabes qué no me gusta recibir gente cuando hay desorden —Mintió, ella no quería qué su hermano mayor la viera con heridas en el brazo.

— Será para la próxima — Dijo desanimado.

— Tranquilo hermano, ven a la próxima semana, de paso me presentas a tu novio.

— Está bien — Dijo otra vez animado — Bueno Jen fue un placer hablar contigo, pero ya me tengo que ir, mándale saludos a Lisa y Jungkook de mi parte.

— Está bien Nam, mándale saludos a mamá y a papá, diles que los extraño mucho.

— Como digas JenJen, adiós cuídate — Colgó.

Un par horas después, Jennie fue a recoger a Jungkook y de regreso a casa le empezó a contar todo lo que había hecho, cuando llegaron, prepararon el almuerzo, amaba hacer eso con su hijo.  La tarde paso y Lisa no llegó almorzar, Jennid debía entenderla, era el trabajo, pero en un abrir y cerrar de ojos se hizo de noche, ya era demasiado tarde, sin más se
resignó y se quedó dormido en el enorme sofá de la sala.

Lisa nuevamente había caído en la tentación carnal, otra vez le había mentido a Jennie y ella como tonta le creyó nuevamente

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Lisa nuevamente había caído en la tentación carnal, otra vez le había mentido a Jennie y ella como tonta le creyó nuevamente. El problema es qué no la había engañado por segunda vez, sino por novena o decima vez, hasta la cuenta había perdido. Había llegado a casa con su conciencia negra, como aquel abismo profundo qué se separaba de la persona qué amaba. Cuando entró vio a su esposa durmiendo en el sofá, el remordimiento la consumió por completo, pero esta vez se presentó en forma de tristeza y no de ira, porque si no las consecuencias para Jennie hubieran sido desastrosas. Se arrodilló ante ella y se puso a llorar desconsoladamente, Jennie poco a poco se empezó a girar, se veían las cicatrices en su brazo ¡Maldita sea! Soy una imbécil, pensó la alta viendo a su chica.

Jennie despertó al escuchar los sollozos, inmediatamente al verla, se levantó y la abrazó.

— ¿Amor, qué pasa?

—Perdóname… — Fue lo único dijo, no pedía perdón por lo de ayer, sino por otra cosa que llevaba haciendo hace mucho.

— No pasa nada su amor, ya no importa, es pasado — Dijo Jennie acariciándole el
rostro.

Jennie logró calmarla y juntas se fueron a su habitación, durmieron abrazadas, pero
con secretos, al menos con los secretos de Lisa
¿Quién diría que iba a ser el peor fin de semana para la familia Manoban?

Ese fin de semana donde empezaba nuestra verdadera pesadilla.

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