2 - El Trece

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Ya estaba preparada y salí de casa, había empezado a chispear entonces decidí irme en autobús que justo estaba al pasar eran las cuatro menos veinte tardaba cinco minutos en bus me daba tiempo a tomarme un café allí.
Cogí el 13 que me dejaba justo en la puerta y ya empezó a llover, baje del autobús salude a mis compañeras me puse el resto del uniforme y me preparé un café con leche, me senté con mi compañera Ana a tomármelo mientras charlabamos un poco.

Las cuatro en punto, hora de trabajar, mi primer cliente de cada día un tal Jorge, un chico de universidad que viene a tomarse un café mientras estudia .

Las cuatro en punto, hora de trabajar, mi primer cliente de cada día un tal Jorge, un chico de universidad que viene a tomarse un café mientras estudia

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-Hola Aitana, lo de siempre.

-Claro.
Le preparo su Cappuccino con un croissant de jamón y queso.

-Aquí tienes son 5.40€

- Aquí tienes, toma esto de propina, buen día Ait. -me dio el dinero muy sonriente.

-Gracias, ten un buen día.

Jorge me acababa de dar 1.20€ de propina, parece que el día de hoy va a ser muy bueno.
Al cabo de un rato llegó un señor un poco mayor un tanto borde, me puse muy nerviosa y al darle el café se me cayó encima de él, el señor empezó a gritarme y yo me fui corriendo y llorando. Vino Ana corriendo a tranquilizarme, pero yo seguía llorando, y Ana se fue.
Al cabo de un rato llegó ella con Tania que era la jefa, yo ya me temía mi despido en ese momento.

-Aitana, Ana me ha contado todo, no te preocupes ha sido un accidente, no pasa nada. -me dijo dándome la mano.

-Lo siento de verdad. -dije aún llorando.

-Mira vete a casa y descansa Aitana, mañana será otro día.

-Vale, gracias. -la dije con ojos aún llorosos.

Fui a mi taquilla a coger mi mochila para irme, seguía lloviendo aún más, llegué a la parada de autobús y espere al 13 otra vez para volver a casa. Pasaron diez minutos y no venía, así que me fui andando. A medio camino tenía que cruzar un semáforo entonces pulse el botón y espere a que se pusiera en verde, a mi mala suerte pasó un coche tan rápido que me empapo entera, más de lo que ya estaba.

Llegué a casa apenas salude a mis perritas me fui a cambiarme y a darme una ducha de agua calentita, pero como no mi suerte me acompaña, no había agua caliente.
Me puse el pijama y me fui al salón a ver la tele.
¡vaya día de treces!

La Carta - Aitana OcañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora