Capítulo 5.2: Historias

4 1 0
                                    



Me despierto y busco mi celular en el bolsillo. No hay ningún mensaje o llamada perdida de la familia McGill, siento un poco de tristeza al saber que no me están buscando. Pero, a la vez, me alegra. No quiero que se sientan mal por mi partida, fue mi decisión. Veo la hora y me asusto al ver que son las once y cuarto de la noche. Veo el reloj que está en la mesita de noche y confirmo mi temor. ¡He dormido demasiado! Salgo disparada de la cama hacia el baño para arreglarme un poco. Ahora que lo recuerdo, no he traído nada de ropa, solo estos jeans holgados, un polo oversize y esta casaca llena de barro, suciedad y, creo, sangre de nocturno. Lavo mi cara y enjuago mi boca, ya que no tengo cepillo de dientes. Trato de arreglar esta maraña de cabello sin mucho éxito. Salgo rápidamente por la puerta y me tiro prácticamente por las escaleras. Veo a Yulieth sentada en el sofá riéndose al verme tan atolondrada.

—Estaba a punto de despertarte. Entré hace media hora, pero te vi tan feliz durmiendo que no me atreví a hacerlo —dice con una sonrisa tan dulce que me conmueve el corazón, haciéndome recordar a la tía Daniella.

—Lo siento. ¡No pensé que me quedaría dormida! —le digo avergonzada, ya que no quería que esto sucediera. Daniel tenía razón. ¡Rayos!

—No te preocupes, seguramente estabas muy cansada por el viaje. Apurémonos, que nos deben estar esperando. Mi esposo ya debe estar allí. —bajo la mirada, muy avergonzada por mi tardanza.

Yulieth no paró de reír durante todo el camino. La reunión iba a tener lugar en el centro del pueblo. Me comenta que siempre hay una hoguera y se enciende cuando los lobos vienen a contar historias de sus viajes o las historias que cuenta el presidente de la orden.

Mark estaba parado en el centro junto a la hoguera con su majestuosa presencia. Todos lo miraban absortos, ya que había comenzado a contar la primera historia, la de Diana y Jericó. Yulieth y yo nos sentamos en una banca vacía detrás.

—Mark creyó necesario comenzar con la historia que ya conocías. Él sabía que no ibas a llegar a tiempo. Hasta me hizo una apuesta. —me dice entre risitas. Me pongo roja por ese comentario. ¡Sí que la ganó, Mark!

Contó la historia con más detalles, que fue muy triste, algunos de los oyentes estaban llorando. El amor fue saboteado por Redhon, ese ser oscuro y lleno de maldad. Todos empezaron a hablar de Redhon y de cómo acabar con él, cómo terminar con un ser maligno como él.

—¡No piensen que es fácil acabar con un ser así! —dice Mark con seriedad y autoridad, acallando los murmullos. —Él ha ganado experiencia, fuerza y poder durante estos años. ¡Siglos! No es ningún nocturno ordinario. Es la unión de dos seres muy fuertes. ¡De una sacerdotisa y un nocturno!

El alboroto en la reunión se extendió, y muchas miradas se clavaron en mí. El odio hacia Redhon ahora se había convertido en terror. Nadie sabía qué hacer, ni siquiera yo misma. Un ser que es negativo y puede generar su propia energía espiritual, y por eso no muere. Los nocturnos mueren por la falta de energía espiritual, ya que cazar a mi gente es difícil y los humanos no son suficientes. Este ser se alimenta de sí mismo al crear su propia energía. ¡Esto es una locura!

—¡Silencio! —grita Mark. Todos callan de nuevo y prestan atención al narrador. —No piensen mal de las sacerdotisas. Saben muy bien que algunas no tienen corazón y solo piensan en asesinar, otras son nobles, como Ely. Aquella niña que está sentada al costado de mi esposa es un ejemplo de convivencia entre su pueblo y el nuestro. Ella nos acepta y yo la acepto. — todos voltean de nuevo hacia Mark, no sin antes darme una mirada de odio. Trago en seco. — La historia dice que la sacerdotisa fue engañada. El nocturno se enamoró de ella cuando estaba de caza. Estaba buscando a su presa y todo cambió cuando la vio. No sabemos si lo que sintió fue amor, deseo o egoísmo. Pero él decidió mostrarse con una apariencia más humana ante ella. Se alimentaba de los humanos con más frecuencia para no perder su encanto. Los nocturnos, al alimentarse de sangre, son los seres más hermosos para la humanidad. Por eso, muchas veces confunden a los nocturnos con los inanimus. Las sacerdotisas no están exentas de ello, pero las más preparadas pueden ver a través del camuflaje. Sin embargo, ella se enamoró de él y cayó ante su mentira. Siempre se veían en el bosque, muy afuera de sus límites de protección.

Noche de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora