Capítulo 6: Desolación

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Estábamos todos en la mesa desayunando, y con todos me refiero a Yulieth, Mark, Daniel, Orielle y yo. Daniel vive en una de las casas de color azul desde que se mudó hace dos años; su padre era miembro de la Orden, pero falleció en una fatídica pelea. Por ello, los miembros de la Orden Real decidieron trasladarlo a otro pueblo. Mark lo acogió y desde entonces han sido muy cercanos; al menos eso me comentó Yulieth camino a la fogata el día de ayer.

Mark ha estado muy callado desde que acabó de contar las historias anoche, como si estuviera dándole vueltas a algo en su cabeza. Daniel solo mira su plato y no se atreve a levantar la vista hacia Mark en ningún momento. En cambio, Orielle es la más feliz en la mesa, como si nada de lo que ha sucedido estuviera mal.

No he hablado con ella desde que llegó. Yulieth está encantada de tener a dos lindas jovencitas en su casa, así cumple un poco su sueño de tener niñas. Y esto es aún peor para mí, porque ella se ha dado cuenta de que somos como hermanas y eso la pone de mucho mejor humor. Estoy demasiado ansiosa por saber lo que va a suceder, y no me pone de buen ánimo ver la sonrisa despreocupada de Orielle y la felicidad de Yulieth.

—Daniel —la voz de Mark retumbó en la habitación.

Si antes había silencio, ahora ni el viento se escuchaba. La naturaleza también estaba al tanto de lo que ocurría en esta casa.

—¡Sí! —respondió de inmediato Daniel dando un salto. Me contuve la risa, ya que estoy segura de que Mark no está de humor para mis tonterías.

—¿Sabes lo que significa traer a una humana? —le dijo moviendo la cabeza de un lado a otro— Y no me digas que eres consciente de ello, porque si lo sabes y aún así lo has hecho, me decepcionas, Daniel.

—¡Ella no es una humana común! Ella es una descendiente del pueblo de Ely. —eso cayó como un balde de agua fría en Orielle. Su sonrisa cayó hasta convertirse en una mueca de confusión.

—¡No es una justificación! —la voz de Mark se elevó dos octavas— Esa niña es un blanco fácil para los nocturnos. ¿Qué puede hacer? —le preguntó a Daniel. Este tragó fuertemente. ¡Ahora sí que está en apuros!

—Ella ve fantasmas y si estos la tocan puede vivir el momento de su muerte. —le dije sinceramente. Mark respondió con un ¡oh!

—¿Tú eres la chica con la que vivía Ely? No me acuerdo de tu nombre. ¡Cierto! Disculpa mi falta de educación, lo mismo me ocurrió con esta pequeña. — voltea a verme y me regala una sonrisa— Mi nombre es Mark.

—Orielle. Encantada de conocerlo, señor Mark.

—Por favor, solo Mark.

—Mark. —le sonríe toda radiante Orielle.

—Niña, ¿sabes que estás en peligro al venir aquí? Y con lo que escuché ayer, gracias al alboroto que hizo Ely— me ve moviendo la cabeza a ambos lados, solo bajo la cabeza—, tú le dijiste a Daniel que te trajera. ¿Por qué?

—Porque no quiero estar lejos de Ely. Es algo muy simple. —le dice mientras parte delicadamente una de sus tostadas y se lo lleva a la boca.

—Ely es una sacerdotisa y ella estará en continuo peligro. ¿Estás de acuerdo con vivir así? ¿Estabas al tanto de todo esto? — Orielle no muestra ninguna reacción en toda la conversación con Mark, lleva una máscara impenetrable. Aunque, estoy segura, por dentro debe estar molesta por las preguntas de Mark, ya que son réplicas de las mías.

—Sí, estoy al tanto de todo eso; aun así, decidí venir. Daniel también me dijo de todos los riesgos que podía atravesar en esta loca aventura, pero no se comparaba a los riesgos que estaba tomando al quedarme sola en casa. No podía arriesgar a mis padres a un ataque de los nocturnos. Sé que ellos estarán mejor sin mí. — aunque hablo de sus padres y el riesgo que podían atravesar, no demostró emoción alguna. Su mirada sostuvo la de Mark en todo momento. Una mirada decidida y sin titubeos.

Noche de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora