Capítulo 5.1: Historias

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Después de unos largos días de montar en lobo, llegamos al pueblo de Daniel. El trayecto fue largo, tenso y violento. Nos encontramos con varios nocturnos en el camino y los lobos pelearon de una forma extraordinaria. No sé por qué pensaba que los lobos eran débiles. Son ágiles, rápidos y muy fuertes. Daniel no se transformó en ningún momento, pero guiaba a todos, demostrando su fuerza y liderazgo. Expresó su preocupación por el aumento de nocturnos en la zona, y sus amigos lobos le respondieron algo que no pude entender, pero no fue del agrado de Daniel. Él mencionó que podrían estar buscando algo o alguien, soltando un gruñido al decirlo.

Ya cerca del pueblo, Max le preguntó a Daniel si me había peinado, porque estaba muy desarreglada. Me molesté un poco, pero también me avergoncé. Creo que debería amarrarme el cabello, pero ya es muy tarde. Estamos en la entrada del pueblo. No me había dado cuenta de que el bosque era tan profundo. El pueblo se encontraba en medio de todo este verdor, oculto a los ojos del ser humano. Caminamos hacia el gran portón; todo el pueblo estaba rodeado de una muralla de madera que terminaba en punta. La muralla medía unos cuatro o cinco metros. Nos vieron venir y los portones se abrieron, dando paso a una hermosa aldea. El pueblo era grande y silencioso, sin las comodidades de la ciudad. Las casas eran de concreto, para mi sorpresa, y todas tenían el mismo diseño. Algunas eran más llamativas y grandes; Daniel me dijo que eran las casas de la orden del pueblo. Me dijo que cada pueblo era encabezado por uno de los miembros de la orden. En cada pueblo había una pequeña orden y el presidente, por así decirlo, era un integrante de la Orden Real. Esta orden estaba compuesta por los lobos más antiguos y de los genes más fuertes. Ellos no estaban sujetos a algunas cosas que me explicaría más adelante.

Todo se veía tan hermoso, nuevo e interesante. Me sentía ávida de querer aprender más sobre este nuevo mundo que se abría ante mis ojos. Un mundo que conocía, pero que había perdido entre mis memorias. ¿Habré conocido todo esto antes? ¿O será mi primera vez?

Había una casa que sobresalía del resto, de dos pisos y color blanco impecable, que se diferenciaba notoriamente del resto, que eran azules o verdes. Seguramente vive ahí el presidente de la Orden del Pueblo. Las casas de los integrantes de la Orden eran las azules y verdes de los pueblerinos. Era una forma de plasmar la jerarquía en este lugar, una forma de que cada uno conociera su status.

Al caminar entre sus calles, los pueblerinos saludaron a los chicos con una gran sonrisa y me miraban con mucho asombro cuando reconocían que no era una de ellos. Algunos me miraban con odio, otros con sorpresa y algunos con simpatía. ¿Qué cosas habrán hecho mi gente a estas buenas personas? Me siento mal por algunas miradas hostiles y feliz por otras. Soy un conflicto de sentimientos que me asombra: la tristeza de estar lejos de casa, la alegría de descubrir cosas nuevas, el dolor de que mi pueblo no me buscara y la simpatía hacia este pueblo y sus integrantes.

— Nos separamos aquí, chicos. Alístense y nos encontramos en la casa de Mark. Ely y yo nos adelantaremos — todos se separaron y nosotros caminamos hacia la casa blanca. ¡Oh! Iremos a la casa del presidente de la Orden.

Daniel me dijo que nos acompañarían una vez que estuvieran en su forma humana y vestidos. Me reí por la aclaración final, pero mi risa se apagó al verlo tocar la puerta de madera laqueada y bien cuidada de la casa.

—Ya van a abrir — no escuché ningún ruido, pero Daniel estaba arreglando su ropa. Traté de hacer lo mismo con mi cabello y mis prendas holgadas.

Daniel solo se rió.

La ansiedad, el miedo, la sorpresa, la desesperación y el nerviosismo se apoderaron de mi cuerpo. Soy el paciente perfecto para la tía Daniella en estos momentos. Necesito todas las pastillas de su arsenal. ¿Cómo me tratará el presidente? ¿Seré de su agrado? ¿Me rechazará como algunos de los pueblerinos? Muchas preguntas se iban formulando en mi cabeza, pero decidí ignorarlas al ver la puerta abrirse.

Noche de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora