One shots [Spruan]

San Valentín

Una sonrisa se posó en sus labios al ver a sus hijos corriendo por la cocina mientras intentaban hacer un bonito desayuno para su Papi.

-¡Samy se supone que el huevo va en la sartén, no en el piso!

La risa de Ollie se escuchó mientras veía como Samy miraba el huevo decepcionada.

-Ya... Pero pensé que iba a caer adentro.

-¡Tengo listas las fresas!

Esa fue Elisa, mostrando orgullosa sus fresas perfectamente cortadas en forma de flor.

Dios, El desastre que estaban haciendo no era normal, Juan lo iba a matar.

-¿Ya puedo hacer los panqueques? Juan se va a despertar pronto, mocosos.

Todos miraron a Spreen, se habían olvidado que estaba ahí.

-¡Sí, cocina los panqueques Papá!

Ollie se bajo de su pequeño banco para correr a las piernas de Spreen y empujarlo a la cocina.

-Pero para wacho, necesito que salgan de la cocina.

Después de unos segundos de los niños preguntando el porqué de que tenían que salir.

Al ya estar solo, comenzó a ordenar un poco mientras hacía la mezcla y calentaba la sartén.

Esperaba no demorarse mucho.

[...]

-¡Ya está! Ahora, Elisa lleva el peluche, Ollie las flores y Samy los chocolates, yo llevaré la bandeja.

Todos asintieron y empezaron a caminar hacía las escaleras.

Al ya estar en la puerta con algunas dificultades (se le cayeron 5 flores en el camino a Ollie) entraron y el primero que gritó fue Ollie.

-¡Feliz día de San Valentín Papiiiii!

Todos los niños corrieron a tirarse arriba de Juan, el cual despertó desorientado pero una risa salió de sus labios al darse cuenta de lo que sucedía.

-!Buenos días mis niños¡

Los niños le empezaron a hablar un poco de todo mientras le entregaban los obsequios.

-Che, esto se va a enfriar eh.

Todos miraron a Spreen, Juan quería llorar.

-¡Es verdad, Samy, Eli y yo cocinamos esto!

Spreen se acercó y puso la bendeja en las piernas de Juan para que pudiera comer, mirando a los niños para que no movieran la cama.

Al estar cerca de Juan, lo primero que hizo fue besar su frente.

-Feliz día de San Valentín, Bonito.

Le entregó la rosa que tenía en su bolsillo con una sonrisa.

-Te amo.

Una sonrisa se apoderó de los labios de Juan y se acercó para dejar un pequeño beso en los labios del oso.

-Yo también te amo.

Hubieran seguido diciéndose cosas pero unos niños empezaron a reclamar que el café se iba a enfriar.

[...]

-¡Dios, Spreen! ¡Está todo desordenado en la cocina!

Y ahí se acordó que era lo que tenía que hacer después del desayuno.