Emilio tiene una pequeña hija de 6 años, de la cuál comparte custodia con la madre.
¿Qué pasará cuándo en una noche loca, Emilio se acuesta con un joven que conoció en un bar
Ó peor aún.......
¿Qué pasará cuándo sepa que ese joven es nada más y nada...
Una ronda de tragos después todos se encontraban animadamente charlando, aún no estaban ebrios, pues el alcohol no había sido suficiente y nadie quería tener resaca al día siguiente.
- Emilio, tus piernas lucen muy marcadas - Joaquín elogió descaradamente las piernas del rizado.
- Gra-¿gracias?
Joaquín sonrió coquetamente bajando su mano para posicionarla en el muslo de Emilio, peligrosamente cerca de su entrepierna.
De repente, Leidy y Elyzabeth se fueron a la pista de baile, dejándolos sólos.
Joaquín, al ver que Rmilio tragó grueso empezó a frotar su mano, dándole caricias.
- ¿Qué ha-haces? - preguntó nervioso.
- ¿No te gusta? - Joaquín formó un puchero lleno de segundas intenciones y siguió subiendo su mano, ésta vez posicionándola descaradamente sobre la entrepierna de Emilio.
- No s-soy gay - quiso sonar seguro.
- ¿Enserio? - dió un apretón, sintiendo cómo su miembro tomaba rigidez - lo lamento por confundir las cosas - dijo con falsa inocencia, sacando la mano y dejando a Emilio con una erección latente.
Emilio no dijo nada y actuó sin pensar, tomando la mano de Joaquín y volviéndola a colocar dónde antes estaba.
Joaquín sonrió victorioso y se percató de que nadie lo pudiera ver para bajar el cierre del rizado. Comenzó a frotar sobre la tela del boxer, Emilio sólo podía dar suspiros. Entonces Joaquín sin importarle nada se puso de rodillas debajo de la mesa, sonriéndole al rizado. Tiró de sus pantalones y liberó su miembro. Joaquín no podía estar más maravillado de pensar que si todo salía bien eso estaría en su trasero en unas horas.
Comenzó acercando sus labios a éste, repartiendo multiples besos. Después sacó su lengua y lamió toda la extensión de el miembro del rizado, éste ultimo sólo podía inclinar hacía atras su cabeza.
Joaquín no lo dudó más y precipitadamente introdujo todo a su boca, lo más profundo que pudo. Emilio gimió al sentir lo caliente que era la boca de Joaquín. Y así fué cómo el rubio comenzó a chupar a su gusto el falo del otro chico, robándole jadeos y gemidos.
Emilio dirigió su mano hacía la rubia cabellera y comenzó a acariciarla. Joaquín no se pudo sentir más gustoso. Siguiendo con lo suyo sintió cómo el rizado comenzaba a mover sus caderas, embistiendo su boca y entonces sintió el liquido pre-seminal. Joaquín comenzó a sacar y meter el pene del rizado con más constancia y con su mano acariciaba el glande del chico.
Emilio no iba a aguantar mucho más, entonces bajó su mirada. Gran error. La imagen caliente que vió solamente lo excitó más, pues el ver al rubio chupando su miembro cómo si se tratará de una paleta era una imagen mental que guardaría para pensarla en sus noches de auto-placer. Entonces llegó al orgasmo, sintiendo cómo Joaquín se tragaba completamente el semen que éste había liberado.
Joaquín volvio a sentarse, satisfecho de su trabajo. Emilio se subió el cierre y entonces volteó a ver al rubio, quién le mostraba una sonrisa. Que bonito sonríe pensó.
- ¿Te gustó? - preguntó Joaquín cómo si nada.
¿Qué si le gustó? Le había encantado - Sí, me gustó - fué lo único que pudo admitir.
- Me alegra Emilio, ¿bailas? - dijo parándose de su asiento.
Emilio lo vió desconfiado.
- Entiendo, eres "hetero" y no quieres que te vean bailando con un chico - dijo Joaquín con ironía en su voz.
- Yo-
- Tranquilo, ¿quieres ir a las zonas dónde hay cortinas?, así nadie te vé.
Emilio asintió y fué arrastrado por Joaquín hacía el fondo, dónde había unas habitaciones improvisadas que sólo eran separadas por unas oscuras cortinas.
Entraron y lo único que había ahí era un sofá.
- Siéntate Emilio - pidió Joaquín.
El rizado no se negó y lo hizo. Después vió cómo Joaquín se volteaba a cerrar correctamente la cortina y ahí fué cuándo por primera vez se dió cuenta de los glúteos bien formados que poseía.
El rubio caminó hacía él para después sentarse en su regazo, y comenzar a mover sugerentemente su trasero. Emilio colocó sus manos en la cintura de Joaquín, entonces el rubio pudo sentir cómo el miembro de su acompañante volvía a tomar rigidez por segunda vez en la noche, excitándolo más.
- Emilio...- gimió al sentir sus miembros rozar entre sí.
- Vamos a un hotel.
- ¿No quieres hacerlo aquí?
- Nunca lo he hecho con un hombre y preferiría que fuera en un lugar más cómodo - admitió, aún moviéndose debajo de Joaquín, buscando más fricción.
- Está bien, iremos a un hotel, s-sólo sigue moviéndote - dijo Joaquín cómo pudo.
Ambos chicos siguieron moviéndose, buscando generar más fricción si es que eso era posible. Emilio bajó sus manos hasta los glúteos de Joaquín y los tocó a su antojo.
Ambos estaban jadeando. Era increíble el placer que sentían con sólo rozarse por encima de la ropa.
- ¿Puedo besarte? - preguntó el rubio, tenía miedo de ser alejado si lo hacía sin previo aviso.
Emilio en respuesta se acercó a los labios esponjosos del rubio y los capturó. Se besaron ferozmente, metiéndose la lengua y dejando restos de saliva en sus labios. Siguieron así por minutos hasta que el primero en mojar sus pantalones fué Joaquín, pero no se dejó de mover hasta sentir húmedo al contrario.
- D-dios, eso fué-
- Genial - completó Emilio.
- Ahora sí, vamos al hotel.
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