9.Introducción a la economía

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Di un pisotón, cerré mis manos en un puño mientras apretaba la tela de mi chaqueta, mis ojos también estaban cerrados

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Di un pisotón, cerré mis manos en un puño mientras apretaba la tela de mi chaqueta, mis ojos también estaban cerrados. Proferí un chillido agudo lleno de frustración y comencé a despotricar en contra de mis padres, de mis hermanos (Quienes no tenían nada que ver en esto) y hasta de Tyler y de mí. 

Luego de al rededor de cinco minutos, me fije en que me olvidaba de alguien: La doctora Clawthorne. 

Me acerqué a la puerta y lentamente la abrí. No la vi por ningún lado hasta que miré hacia abajo, a la izquierda. 

Justo a un lado de mí. 

-¿No piensas entrar?-Cuestioné sin reparar en el tono que usé.

-¿Terminaste ya de hacer tu berrinche?-Ella Seguía molesta, pero levantó una ceja al preguntar eso.

-¿Mi qué?-Yo no hago berrinches, nunca.

-Tu berrinche, niña.

Sí, eso me indignó, y bastante. Además, ¿Cómo qué niña? Bien, aún no cumplo los 18, ¡Pero no soy una niña!

-Para tu información, no soy una niña, y tampoco estoy haciendo un berrinche. Retráctate-La fulminé con la mirada mientras ella seguía ahí sentada. En cualquier persona, mi rostro molesto habría incomodado a muchos, pero ella... ella solo no daba crédito y tampoco parecía querer decir lo contrario. 

-¿Por qué lo haría? Lo que digo es cierto, eres una niña haciendo todo tipo de rabietas, algo así como una...-Hizo una pausa, llevó su mano a su mentón como si tratara de pensar en que decir a continuación-.Algo así como una brujita ingenua. 

Mi ira creció a más no poder. Abrí la puerta por completo y salí de la habitación posicionándome enfrente de ella. Luz sonreía de forma burlona y eso lo hacía peor.

-¿Si? Pues no es mi culpa, ¿Sabes? ¡Yo no quiero esto! La señora que me dio a luz y cuyo nombre no mencionaré porque me da náuseas el solo hecho de recordarlo; es la única responsable de todo.

-Bien, eso no cambia el hecho de que hace un minuto decías no sé que tanto allá dentro-Respondió de forma perezosa. Yo me limité a verla sin decir nada. Luego de unos segundo, decidí hablar.

-Como sea, ¿No piensas entrar?-Cuestioné más calmada que antes. 

-¿No piensas invitarme a pasar?

-Deja de responder con preguntas.

-Lo haré, pero primero deja de ser una brujita ingenua-Se puso de pie a la vez que decía eso. Cuando todo su cuerpo estaba recto frente a mí... wow... ¿Por qué Dios no me dio unos centímetros de más? A ella no le hacen falta. 

Luz hizo una seña para que pasara primero, luego entró detrás de mí y las dos observamos el lugar.

-De acuerdo, ya sé en que lugar permanecer mientras estoy aquí-Comentó mientras dejaba caer todo su peso en un puf  que se encontraba a un lado del escritorio-.Sí, sin duda me quedaré aquí.

Lo Que La Medicina No Cura (Lumity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora