6.Inhalando mentiras

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La llamada de Olivia me desconcertó por completo, en primera porque sabe que estoy trabajando, en segunda por lo que dijo en cuanto contesté

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La llamada de Olivia me desconcertó por completo, en primera porque sabe que estoy trabajando, en segunda por lo que dijo en cuanto contesté. 

Sin saber de qué forma debía reaccionar por la intensa mirada de la señorita frente a mi, decidí hablar e informarle que me debía de ir. 

-Esto...no diré nada acerca de que fumaste. No lo vuelvas a hacer, eso te pone en mayor riesgo, hay otras formas de calmar la ansiedad-Le advertí como si tuviese total potestad sobre ella-.Si no hay otra cosa que te moleste me iré ya, necesitas descansar.

Salí de esa habitación sin voltear a ver a la señorita de cabellos aguamarina, no estaba segura de que forma debía sentirme en ese momento y pensé que si la volvía a mirar a esos hermosos orbes dorados... me quedaría ahí para siempre, hipnotizada por ese oro líquido. 

Fui corriendo hacia mi oficina en busca de mis llaves las cuales, por alguna razón estaban dentro de uno de los cajones del gabinete. 

Le envié un mensaje a Hunter notificándole sobre mi salida y que se trataba de una emergencia. 

Conduje lo más rápido que pude, talvez rompiendo un nuevo récord sobre las leyes que no respeté en un solo día. 

En cuanto llegué a mi apartamento no vi nada de lo que Olivia me había dicho que sucedía. No habían vándalos tratando de robar mi casa, ventanas rotas, cerraduras forzadas y mucho menos ninguna Olivia Russo escondida en el baño.

Al contrario de todo eso, todo estaba de lo más tranquilo. Olivia estaba sentada en uno de los sillones de la sala frente a una mujer de talvez unos 50 años su cabello era castaño, piel morena y, por alguna razón; sentía que la había visto en algún lugar. 

Lo más parecido que encontré a "hombres que quieren entrar por la fuerza" fueron dos personas de apariencia tétrica y seriedad absoluta, me recordaban a la tía Lilith cuando no bebía suficiente café por la mañana. 

-¿Quiénes son ustedes?-Cuestioné de forma hostil.

-Luz-Olivia habló mientras se colocaba de pie y se acercaba a mí sosteniendo mis manos. En otras circunstancias talvez las hubiese soltado pero ahora estaba demasiado ausente respecto a lo que pasaba a mi alrededor, solo podía prestar atención a la mujer mayor frente a mí-.E-esta señora vino y dijo algo de... algo de...

-Si me lo permite, señorita Russo-Interrumpió la mujer desconocida acercándose también-.Prefiero ser yo quien se lo diga, por favor-Se veía angustiada, como si lo que fuera a pasar a continuación la inundase de terror.

-Perdón, pero vuelvo a preguntar, ¿Quién es usted y qué hace en mi casa?-Me estaba estresando el no recibir respuestas y eso me molestaba.

-¿Tu nombre es Luz, verdad? ¿Luz Clawthorne?-Preguntó la mujer acercándose más a mí, yo retrocedí tres pasos. 

-Lo soy, pero eso no importa en lo más mínimo, sino me dice quien es y que hace aquí entonces salga de mi casa, por favor-No estaba para juegos.

-Luz, no sé como empezar... soy tu... tu m-madre.

Lo Que La Medicina No Cura (Lumity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora