13.Hipotermia y notas ansiosas

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Si algo he odiado siempre, es tomar duchas por la tarde, simplemente me parecen detestables

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Si algo he odiado siempre, es tomar duchas por la tarde, simplemente me parecen detestables. Pero ahora estoy aquí, sintiendo las gotas frías sobre mi espalda, cuestionándome si vale la pena o no hablar con Olivia.

Salí de la ducha y me coloqué mi ropa, algo simple como vestir unos Jogger grises, un top deportivo negro y una sudadera azul encima. 

Mi cabello de nuevo era un desastre, así que decidí peinarlo esta vez hacia atrás y tomé mis llaves, saliendo de mi apartamento. Conduje hacia Hexside, como siempre, rompiendo varias leyes de tránsito.

Subí hasta la habitación de Amity, toqué con un clásico "Toc, toc, toc" y procedí a entrar. La chica estaba dormida, sentada en la silla de su escritorio, dándome la espalda. Me acerqué a ella, notando que la ventana se encontraba por completo abierta, dejando pasar todo el frío del exterior, que su rostro se encontraba sobre algún libro que leía y tenía un par de cabellos que surcaban su nariz y mejillas.

Me dirigí a su cama, retiré una de las sábanas y acomodé las almohadas. Regresé hacia Amity y la tomé en mis brazos; el peso era casi nulo, liviano como un oso de felpa y bastante cálido para tener una cardiopatía congénita. Antes de recostarla en su cama, observé su rostro. Amity de hecho, era una chica mucho más que solo alguien linda o atractiva, tiene un cuerpo que te hace no querer apartar la vista, un cabello lindo y que genera curiosidad al estar teñido de verde, resaltando el castaño de sus raíces, sus mejillas tienen un sonrojo leve, muy poco habitual si se trata de algo natural, lo cual es un plus a su lindura. Simplemente puedo decir que, a pesar de tener siempre un semblante serio de pocos amigos, y que la mayor parte del tiempo está alterada, es una chica muy hermosa, incluso para ser real. 

Al darme cuenta que observé su rostro mucho más tiempo que una persona normal, decidí recostarla en su cama, cubrí su cuerpo con las sábanas debido a que la temperatura estaba más baja de lo habitual, y decidí marcharme hacia la puerta, cuando un pensamiento fugaz pero certero me hizo regresar a su escritorio, cerré la ventana y a su vez, tomé uno de los papeles adherentes para notas, escribí mi número de celular y un apartado que decía: 

Suena estúpido ser tu doctora privada y que ninguna de las dos tenga el número de la otra. Llámame al mínimo malestar que tengas, brujita. 

-Luz.



Llegué al café de Eda, sintiéndome algo nerviosa puesto que tenía dos semanas de no verla, pero me aliviaba que al menos mis moretones solo eran evidentes si se observaba mi rostro detenidamente...Ojalá Eda no lo note. 

En una mesa, estaba Olivia sentada viendo su celular, me acerqué a ella sin hacer ningún ruido, esperando a que notara de alguna manera ella sola mi presencia. Y así lo hizo.

-¡Luz! Si viniste-Se acercó a mi intentando abrazarme, yo retrocedí en señal de negación.

-Hola, Olivia- Dije de manera suave, temerosa.

Lo Que La Medicina No Cura (Lumity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora