-Hipócrates decía 《Las enfermedades no nos llegan de la nada. Se desarrollan a partir de pequeños pecados diarios contra la naturaleza. Cuando se hayan acumulado suficientes pecados, las enfermedades aparecerán de repente》. Entonces... ¿Qué pecados...
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La luz del sol golpeaba el rostro de Odalia logrando casi despertarla por completo, movió su brazo hacia un lado, como quien dice buscaba algo, o a alguien. En cuanto se dio cuenta que no había nada en el otro extremo de la cama de hotel, decidió tomar asiento.
El timbre de un celular la sacó de su estado somnoliento. Odalia decidió ignorar la llamada, solo se trataba de uno de los gerentes de la empresa. Estiró su cuerpo y visualizó la figura de un hombre con traje saliendo del baño.
-¿Te vas ya?-Preguntó con desánimo, sabiendo ya la respuesta.
-Tengo una junta en una hora.
-Seguro podrías pasar unos minutos más conmigo, ¿No crees? -Belos notó la pesadumbre en el semblante de su contraria.
-sabes que es importante.
-Lo sé, pero esperaba desayunar contigo.
-No pueden vernos juntos, Odalia.
-No hablaba de comer en algún restaurante, sino pedir servicio al cuarto...
-No, Odalia, debo irme, pero en cuanto tenga tiempo podemos comer algo juntos en mi oficina, y de paso hablar sobre el tema de tu hija y la doctora Clawthorne.
-¿Qué debemos discutir sobre eso? Hasta donde recuerdo, ese tema ya había cerrado, estuviste de acuerdo con mi propuesta y yo también acepté tus condiciones.
-Lo sé, pero sabes que no puedo tener a mi empleada más hábil siempre con tu hija, en algún momento vendrán las preguntas y la directiva querrá saber el porqué de todo esto.
-Yo sigo sin poder creer que sea si quiera buena en lo que hace, Philip. Viste en qué estado llegó, con su ropa toda desaliñada y su rostro completamente lastimado, y dices que es porque decidió ayudar a un idiota en la calle, ¿Se supone que debo esperar a que deje a mi hija porque intenta hacerse pasar alguna clase de héroe?
-Si quieres que Amity se encuentre a salvo, confía en mí, Luz a pesar de ser... como se supone que es, no evita el hecho de que sea la mejor en lo que hace. Además, con ella lejos del hospital, se me hace más fácil persuadir a mi sobrino para que haga las cosas de manera correcta.
-¿Estás utilizando esta situación a tu favor?-La mirada de Odalia gritaba "¿Es en serio?".
-No me interpretes mal, pero en algo me beneficio teniendo a la idiota esa en Hexside, tú más que nadie sabe lo desesperante que es que se interpongan en le camino que tienes designado para los que te interesan, Clawthorne es una de ellos, pone a mi sobrino en mi contra muchas veces y lo hace tomar decisiones que no quiero para él. Que cuide a tu hija es un beneficio para ambos, solo que se debe de hacer de la mejor manera posible. No quiero que tus caprichos nos arrebaten todo a los dos.
Odalia no dijo nada, solo se puso de pie y caminó al cuarto de baño. Belos en cambio acomodó su reloj y peinó su cabello.
-Escríbeme cuando tengas tiempo, cariño-Dijo la voz de Odalia.
