⠀⠀⠀⠀✦✦✦ | CHAPTER FOURTEEN

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DICK GRAYSON

—¿Dick? Bebé, tengo que ir a trabajar.

Malditamente increíble. Por veintiséis años, odié las mañanas con pasión. Lo único que hizo falta fue que Romeo me llamara bebé, y estoy enterrando mi cara en una almohada para esconder mi maldita sonrisa. Sentir sus cálidos labios cepillar mi piel tampoco es tan malo.

—Voy a llevar a los niños a casa de Bruce. Pasarán la noche, así te podrás quedar en cama tanto como tú quieras.

Finalmente abro mis ojos. ¿Qué diablos? No estoy en el cuarto de huéspedes. Pensándolo un poco, no puedo recordar haber llegado a la cama tampoco. —¿Cómo llegué aquí? —pregunto. Mi voz suena un poco rasposa por el sueño.

La cama se hunde junto a mí mientras Jason se sienta. —¿No te acuerdas? Prácticamente me rogaste que te trajera a la cama e hiciera lo que quisiera contigo la noche pasada. —Esa maldita sonrisa sexy me da a entender que está jugando.

—Bien, pero si termino embarazado, tendrás que casarte conmigo, —contesto. No necesita saber qué estoy tomando supresores desde hace unos días.

—No sería de otra manera, —sonríe.

—Por favor. —murmuro.— Crees que soy una perra ahora, imagíname con los pies hinchados.

Frota mi tobillo a través de la sábana. —Igual cuidaría de ti incluso si fueras una perra.

Río. —¿No eres dulce?

—Trataré de salir temprano. Sera mejor que estés aquí cuando regrese. —advierte antes de besar mi mano e irse.

Aunque sus sábanas tienen un olor increíble, finalmente me obligo a salir de la cama. Me siento extraño estando en casa de Jason por mi cuenta. A pesar de sus advertencias, necesito ir a casa y hacerme cargo de unas cuantas cosas. Tomo la llave de repuesto, para que así pueda regresar más tarde.

Tim está en el trabajo. Se va a mudar a los dormitorios pronto, pero sé que con su avanzada relación con Conner, se terminará quedando aquí más que allá.

Hay un enorme paquete afuera de mi puerta principal con mi nombre en él. Es tremendamente sospechoso. He sido empujado a demasiadas bromas como para que no lo sea. Si esto es un truco, lo merezco, pero tengo mucho orgullo como para abrirlo donde alguien pueda verme, así que voy hacia dentro. Cuidadosamente rasgo el envoltorio, abriéndolo con mis dedos antes de sacar el contenido en la barra.

Mi respiración se atora en mi garganta cuando la máscara dorada se desliza frente a mí. Se ve exactamente como la máscara que había usado hace más de siete años; la misma maldita máscara que había dejado caer al piso mientras me metía con un alfa extraño. Mi mano tiembla mientras alcanzó el pedazo de papel que cae a un lado. La escritura no me es familiar.

Dejaste caer esto.

Es jodidamente espeluznante. Si esto es una broma, no es muy divertida. Arrojo todo de vuelta en el paquete y tomo mis llaves del mesón.

—¡D! —sonríe Wally mientras llego a su oficina. Su sonrisa decae un poco cuando ve mi expresión tensa.— ¿Qué va mal?

—¿Qué diablos es esto? —arrojo el paquete a su escritorio.

—¿Uhm... un paquete? —contesta. Lo abre y saca lo que contiene.

—Solo dime de dónde sacaste la máscara. —declaro.

Wally me mira con verdadera preocupación en los ojos. —Dick, yo no te envié esto.

Cubro mi cara con mis manos y tomo unas cuantas respiraciones profundas. —De acuerdo. Lo siento. —dejo caer mis manos hacia mis lados.— Me tengo que ir.

DICK GRAYSON: SECUESTRADOR ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora