II

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Pasaron unos días en plena lujuria sin salir de su habitación y sólo viviendo para tener sexo y dormir.

¿Comida?

Quien la necesitaba, pero el celo dió fin e iniciaron los problemas cuando Magnus despertó sin ningún indicador de pasión, los días pasados solo había pensado en follar pero ahora ya tenía la mente clara y se asustó.

Entró en pánico cuando vió al vampiro tendido boca abajo en su cama y el dormitorio hecho un desastre, era obvio lo que ahí había pasado, puro sexo, entonces Alec despertó.



- Hola, hermoso



Claro que su corazón se pinchó con amor por el tono del vampiro pero un segundo después las dudas del 'que dirán' recorrieron a Magnus, obviamente Alec lo sintió y su expresión cambió.


- Te arrepientes



No era pregunta y Magnus no pudo negar nada, pero se dio cuenta de que eso no podía ser adivinado solo por su cara.


- Dime que no te marqué


Pero era obvia la marca de la mordida, la marca de su enlace, sus vidas unidas, había marcado a un vampiro para ser su luna, eso no podía estár pasando.


- Lo hiciste



Dolor y resignación sonaron en la voz del ojiazul, un dolor tan puro que fue como una bofetada de realidad para el lobo.

El vampiro estaba entrando en un estado depresivo autodestructivo por sentirse rechazado, ambos podían sentirlo, eso hizo reaccionar al hijo de la luna.



- No te estoy rechazando, me asusté, eso es todo.


Dijo envolviéndolo en sus brazos, el inmortal se relajó en ellos, había pasado por milenios de sufrimiento, no quería perder a su pareja ahora que por fin había aparecido.



- No entiendo tu actitud



Dijo igualmente confundido el de cabello negro, no entendía el porqué su Alfa se había asustado.



- Es posible que mi manada no te acepte como mi pareja.



Su tono pasó a uno sumamente triste, quería que lo hicieran pero si no resultaba, no sabía que haría.


- En mi castillo estaremos bien



A Magnus le gustó y al mismo tiempo no lo hizo, él era el Alfa, él debía ser quien diera todo, y aunque su pareja no era una Omega, se sentía así.



- ¿Entonces me aceptas en tu hogar?



Preguntó con curiosidad, no le agradaba mucho aquel frío castillo pero sí su manada no los aceptaba, tendrían que irse.


- Lo mío es tuyo.



Dijo el vampiro totalmente abierto a la posibilidad de que su lobo fuera con él, todos querrían un pedazo, pero con aclarar que le pertenecía, nadie le tocaría ni un pelo.

Antes de perder valor, el lobo los vistió a ambos con magia y los apareció en la sala común donde estaban todos.

Muchos ojos se posaron sobre ellos al instante, algunos con intriga y otros con algo que el lobo no supo identificar.

La manada entera se pusieron de pie con seriedad, Magnus tomó la mano de Alexander entrelazando sus dedos y hablo fuerte.


- Mi manada, les presento a mi pareja, su luna.



Creador de Razas (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora