tenth

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Pablo estaba sentado en la mesa del restaurante con unos nervios realmente enormes, el café entre sus manos estaba empezando a enfriarse y el lugar empezaba a vaciarse, y él se estaba impacientando. Sabía que Pedro no era la persona más puntual del mundo pero una hora de retraso ya estaba sobrepasando sus límites, y pronto tendría algo que hacer algo.

— ¡Pablito! — un grito rompió el aire cuando vió a Pedro entrar a el lugar con una sonrisa, la respiración agitada y un enorme ramo de margaritas en sus manos.- Perdón por llegar tarde, sabes que falta poco para el partido, Lewandowski y yo estábamos arreglando un par de cosas y... -no pudo terminar de justificarse cuando los suaves labios de su casi novio estaban sobre los suyos en un contacto puro como lo es un beso robado.

- Está bien, Pedro - el menor se separó de los labios del mayor con un ligero sonrojó y una sonrisa que derritió el corazón del mayor.

— Déjame pedir mi café y enseguida vamos a casa, hoy te toca elegir la película a tí~.

Y con una sonrisa hermosa, Pedro se alejó para pedir su capuccino, dejando a un sonriente Pablo pardao en su lugar mientras miraba con amor el ramo entre sus manos. Por suerte, la cafetería estaba casi vacía y le entregaron su pedido rápido, pagó y troto hasta el para tomar su mano tiernamente.

- Compré helado ayer, del que te gusta. -y así se fueron de la cafetería, hablando de diversos temas, cómo viejos amigos y tontos enamorados.

(...)

Era una noche fría, la lluvia caí ligeramente sobre Barcelona, provocando una sonrisa a Gavi, la vista desde el balcón del departamentos de Pedro siempre había sido una una de sus vistas favoritas de todos los tiempos, y más sí estaba lloviendo.

El sonido de Miles de cámaras se escuchaban en el piso de abajo y una sonrisa se pinto en sus labios al ver a los miles de paparazzis afuera del lugar de residencia del mayor. Después de que Pedro confirmara en una rueda de prensa que él y Pablo salían, no había dejado de ser seguidos por, por lo menos, más de dos cámaras, ya estaba empezando a acostumbrarse a eso, a pesar de que sea algo molesto.

-¿Que haces ahí afuera? Puedes enfermarte... -las manos de Pedro se pasaron por su cintura, apegando su pecho a la espalda del castaño y poniendo su barbilla en su hombro, dejando un pequeño besito en su oreja, sacándole una risita.

— Solo miraba la cuidada, Pepi, sabes que adoro verla desde aquí. -le sonrió y dejó un beso en sus labios con ligereza, simplemente rozandolos con cariño.- Pero ya está empezando a hacer frío, y sabes que soy muy enfermizo. -hizo un puchero y una fuerte brisa hizo que su cuerpo se estremeciera entre los brazos del mayor.

— Tengo té de menta, una manta y el dvd de Zootopia solo para nosotros. -y solo bastó eso para que Pablo sonriera emocionado y entrará a el apartamento, arrastrando a Pedro por su cintura.

El mayor río y soltó a el menor mientras esté corría a la habitación de Gavi a "ponerse como", es decir, ponerse la ropa de Pedro, uno de sus nuevos hábitos desde que ambos estaban juntos. Pedro cerró la puerta de su balcón y comino tranquilamente a la cocina mientras chillaba y daba pequeños saltos de pura emoción, ¿En que momento había pasado de adorarlo desde la distancia a tenerlo prácticamente en sus brazos todos los días al despertar?, parecía un sueño.

Sus entrañas se retorcieron de felicidad, o eso creyó, pues hacer café no era lo suyo.

— ¿Vas a sentarte conmigo a ver la película o miraras tú café con disgusto todo el rato, Pepi?. -la voz del menor lo saco de sus pensamientos y lo hizo sonreír, a la mierda el café, el solo quería probar los labios de su novio mientras la intro de Zootopia se reproducía en su TV.

(...)


La risa de Ferran irrumpió el lugar de amnera adorable mientras Nicolás lo estrechaba entre sus brazos con amor puro, Pablo los miro con una sonrisa mientras los dos menores se burlaban de su casi novio.

— No puedo creer que lloraste con Zootopia, amigo. -la risa de Ansu armonizó con la de Ferran y Nico se sintió desfallecer cuando sus amigos lo miraron entre tantas carcajadas, Ellos eran unos angelitos ante sus ojos.

— Déjenme, fue triste ver al zorrito llorar... -Pedro hizo un pequeño puchero mientras se abrazaba a Pablo con cuidado.

— Eso es adorable y entendible. - Nico respaldo con una sonrisa y entre susurros.- Además, tú lloraste viendo Frozen. -esta vez se dirigió a Ansu, quien dejó de reír y le lanzó un cojín.

Todos estaban en la sala de living de los menores, sentados después de muchas horas practicando, o como Pablo y Lewandowski, observando desde la distancia. Incluso Marcos y Pau, quienes estaban extrañamente libres en ese momento, estaban sentados mientras se abrazaba y jugaban con los menores.

— Debo irme, tengo una entrevista — Pablo hizo un puchero mientras bloqueaba su teléfono y miraba con ojos de "no quiero irme" a su casi novio. — Estoy pensando seriamente en hablar con nuestro entrenado y convencerlo de que no me convoque, si tu no vas, yo tampoco.

Todos hicieron sonidos de ternura mientras Pedro se escondia en su cuello y reía apenado, para luego separarse y dejar un beso en los labios del mayor antes de levantarse y despedirse de todos con una sonrisa y un leve "Adiós".

—Están tan enamorados que me dan diabetes, así no puedo. -dramatizo Ansu cuando Pablo por fin estuvo fuera del lugar.

coffe boy | pedri, gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora