twelfth.

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Los ojos de Pedro se abrieron de golpe tras despertar de un sueño bastante turbio, comprobando que Pablo estaba acostado a su lado, totalmente sano y salvó. Afuera el sol brillaba ligeramente y el frío de la mañana aún estaba en el aire, haciéndolo sonreír ante la bonita vista que tenía desde el balcón del menor.

- Es muy temprano, Pepi, vuelve a dormir... - un adormilado Gavi jalo su brazo hasta que estuvo acostado en la cama. - Hoy no tengo entrenamiento - susurro antes de abrir los ojos lentamente y sonreír al chico a su lado. Era la mejor manera de despertar.

- Yo tampoco tengo entrenamiento hoy así que podemos hacer lo que queramos. - él beso las mejillas de Gavi y lo envolvió en un cálido abrazo que hizo que el corazón del menor se retorciera de pura ternura.

Compartieron un par de besos suaves antes de levantarse y realizar su rutina de la mañana cada vez que despertaban juntos; Pablo hacía el desayuno mientras Pedro lo miraba como bobo enamorado, desayunaban mientras veían algún canal de noticias o algún otro programa, bailaban una canción lenta antes de irse a bañar y empezar su día.

Pedro se estaba cambiando cuando un tímido Gavi salió del baño, su cabello mojado y sus mejillas sonrojadas le hacían ver extremadamente adorable, y aún más su delicado cuerpo; tan bonito y frágil, le provocaba unas enormes ganas de ponerle un hoodie* suyo y tenerlo en sus brazos por siempre.

- Deja de mirarme, Pepi, me pones nervioso. - Gavi no era tonto y había notado la mirada de Pedri en él, cosa que lo ponía extremadamente nervioso.

Pedro susurró un pequeño " lo siento, eres muy hermoso como para no admirarte" antes de salir de la habitación para que Pablo se pudiera cambiar libremente.

(...)

Después de que el chico de cabellos castaños se cambiará, ambos decidieron salir a dar un paseo por ahí, a ver qué se encontraban. Hoy no tenían partido o una agenda que cumplir, ese sábado era totalmente suyo, para lo que ellos quisieran hacer.

A pesar de ser las diez de la mañana, a Pablo se le antojó un helado de vainilla y Pedri no pudo resistirse a los ojos de cachorrito de su casi novio, así que ahora estaban caminando en un parque mientras comían helado a las diez de la mañana. Ambos reían y hablaban de cosas triviales, se sentían a gusto sin tener a los paparazzis rodeándolos como hace unas semanas.

- ¿Tú eres Pedri, el de fútbol?. - una niña de unos trece años se acercó a ambos mientras caminaban, con una sonrisa radiante y un bonito vestido rosa pastel.

- Sí, soy yo.

- ¿y el es Gavi? Es muy adorable. - la niña le sonrió al mencionado te atenderemos le devolvió la sonrisa.- Soy Amelia, y quería saber sí podían jugar a las escondidas conmigo y mis amigas... - la menor se volvió repentinamente tímida y bajo su mirada hasta sus converse negros, causándole una extrema ternura a ambos chicos.

- ¿Nosotros también podemos jugar? - Ansu, Ferran y Nico aparecieron de unos arbustos y se pararon al lado de la niña, poniendo sus más adorables caras.

- ¿Siempre están por todas partes?. - esta vez fue el turno de Gavi para hablar, claramente con una intensión agradable y un poco burlesca.

- Sip, por todas partes. - Ferran sonrió enormemente y miro a Nico, el menor le devolvió la mirada y dejó un pequeño beso en sus labios, haciendo sonrojar al chico del barça.

- Igualmente no íbamos a negarnos. - Pedro lo pse encogió de hombros y empezó a contar mientras todos se dispersaban por ella era de niños y las cercanías del lugar.

(...)

Terminaron de jugar con los niños pues ya estaban cansados y casi era hora del almuerzo, así que dejaron a las niñas con el trío ese de Ansu, Ferran y Nico, ellos no parecieron quejarse, al parecer ninguno quería dejar de jugar

- ¿A dónde quiere almorzar, príncipe Gavira?. - Pedro bromeó mientras hacía una reverencia bastante penosa a Pablo, haciendolo reír alto.

- A dónde usted quiera, Rey Pepi. - Gavi imitó su acción e hizo una reverencia antes de lanzarse a los brazos de Pedri y abrazarlo, después del revuelo con las fotos de ellos besándose ya no le tenían miedo a estar en la calle juntos, como pareja.

La tarde se paso rápido después del almuerzo. Volvieron a casa, los estragos del inicio del invierno hicieron efecto en Pablo, quien no había dejado de temblar y pegarse a Pedro en busca de calor, y tal vez de unos besitos, pero el no iba a admitirlo en ese momento, su Pepi podía usarlo para burlarse tiernamente de él.

Lastimosamente, Pedro tuvo que volver a su casa, no quería, pero tenía que hacerlo. Pablo rogó para que el más alto se quedará con él, astado y nervioso, no quería volver a sentir esa presión en el pecho, la desesperación corriendo por sus venas y su garganta cerrándose, solo dejando salir los sollozos, pero Pedro supo como calmarlo antes de salir, prometiendo que tendría una sorpresa para él en unos días, pero debía esperar, y Gavira odiaba esperar.

Ahora el mayor estaba en su departamento, solo y con frío, arrepintiéndose de haberse ido de la casa de Gavi pero tenía que hablar un par de cosas con Luis Enrique para su debut en el mundial, además faltaba muy poco para que fuera su gran y esperado debut, solo unos días para poder tener a Pablo como oficial y solamente suyo.

coffe boy | pedri, gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora