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(Pedri)

El partido de octavos estaba a punto de empezar y a diferencia del resto de veces estaba de los nervios, principalmente por el estado de Oneta, aún no había despertado, pero Morata me dijo que me centrara en el partido y a la mínima que él supiera algo me avisaría, digo, nos avisaría a todos, así que eso hice, centrarme al máximo para que nuestra mini míster pudiera estar orgullosa de que pasaramos a cuartos, lo ganaríamos por ella.

El partido transcurría tranquilo, nos estaba costando bastante arrancar, era difícil entrar al área ya que jugaban más a defender que a atacar, aunque tuvimos alguna que otra oportunidad no conseguimos encajar el gol.

Estábamos a punto de entrar en el minuto 30' y todos estábamos algo desesperados por tratar de marcar, lo intentamos por un lado, por el otro, por el centro, pero nada, el equipo marroquí era como un bloque inamovible de la zona del área, aproveché la atención a uno de los jugadores contrarios por una falta que le hicieron para hablar con Gavi y de paso mirar hacia los banquillos, por si había alguna novedad, esperaba, observaba detenidamente a su llegada, pero nada, me giré para volver a mi posición ya que estaban a punto de acabar con el lesionado, pero mi amigo me dió un leve codazo haciendo que mirara su rostro, el cual desprendía una expresión de emoción y felicidad, rápidamente me giré y, ahí estaba, cogida del brazo de Ansu yéndose a sentar al banquillo, sin pensarlo dos veces abracé alegre y emocionado a Gavi, dando ambos pequeños saltos eufóricos por su vuelta, estaba bien, suspiré aliviado al verla ahí.

A pesar de las distancias nuestras miradas conectaron, recibiendo esa seguridad y confianza que ella me aportaba, asintió con esa sonrisa que me volvía loco, no necesitaba que me dijera nada, solo con un gesto sabía todo aquello que me quería transmitir y decir, al igual que ella asentí, regalándole una amplia sonrisa, ahora sí, todo volvía a estar bien, ella lo estaba, ese miedo que tenía por perderlo o que le hubiera pasado algo más grave desapareció, dándome esa energía para al fin darlo todo en el campo.

Rodri me pasó el balón teniendo prácticamente vía libre, empecé a correr hacia arriba, viendo a mis lados quién se encontraba, ya cerca al área pude observar a Gavi a mi izquierda, así que aproveché la oportunidad y se la pasé, haciendo que sin ningún tipo de problema marcara un increible gol el cual el portero fue incapaz de parar. Abracé a mi amigo, felicitándolo por sumar uno en el marcador, todos se unieron a nosotros vitoreando y dándonos la enhorabuena, a por el siguiente, cómo no, el sevillano después de hacer la celebración dedicada a su familia señaló a Ona como el último tante que consiguió marcar, esta le gritó algo que no pude escuchar a causa de la distancia pero se le veía emocionada, amaba verla así, parecía un crío cuando consigue dar sus primeras vueltas con la bici sin ruedines, o cuando se despierta y levanta la almohada encontrando un regalo del Ratoncito Pérez a cambio de su diente por primera vez, amaba su pasión, sus ganas, su energía, la amaba a ella, no se si aún podría considerarse amar, pero la quería de una manera especial, como nunca antes había querido a nadie, simplemente era Ona, la única capaz de hacerme sentir de esta manera.

La primera mitad del partido terminó, de momento íbamos ganando, pero no debíamos confiarnos ya que al mínimo descuido conseguirían meternos algún gol. Después de que el míster nos diera alguna que otra indicación más me dispuse a buscar a Ona, necesitaba verla, pregunté al equipo si la habían visto diciéndome que se encontraba en el pasillo de al lado, a pasos apresurados me dirigí hacia allí, encontrándome con la catalana despistada observando el campo, no pude evitar que una gran sonrisa se formara en mí rostro, ella se percató de mi presencia girando la vista hacia mí, regalándome esa bella sonrisa que tanto me gustaba, no le di tiempo a decir nada porque la estreché entre mis brazos, formando un esperado y bonito abrazo lleno de cariño, inspiré lentamente disfrutando su aroma característico a vainilla, apoyando mi cabeza sobre la suya por la diferencia de altura, haciendo que ella se uniera más a mí.

marcando un golDonde viven las historias. Descúbrelo ahora