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El fin de semana por fin había llegado, vaya, ya llevaba una semana en el Barcelona, los días me habían pasado volando, debe ser buena señal, espero.

Como el miércoles no pudimos hacer la sesión de fisio para revisar el estado de los jugadores y así de paso relajar un poco sus músculos, lo aplazamos al sábado después del entreno, osea, ahora mismo. Cuando los chicos acabaron de ducharse Xavi los fue enviando con diversos integrantes del equipo de fisioterapia, en el que yo formaba parte, para así agilizar y facilitar la revisión.

El míster fue haciendo que cada uno de ellos pasara a una sala individual para que nadie pudiera molestar y así facilitar las cosas. Para mi grandiosa y enorme suerte la persona a la que vi entrar por esas puertas de cristal translúcido era nada más y nada menos que el chaval al que menos me apetecía ver. Me sorprendí al verle pasar a la sala, al parecer él tampoco me esperaba ahí. Suspiré, tomé aire, gracias Dios, veo que soy tu favorita.

-Hola Ona- saludó Pedri desde la puerta sin saber muy bien qué hacer, dándome una pequeña sonrisa, yo solo le miraba seria-

-Buenos días, puedes ir tumbándote en la camilla- dije dándole la espalda y preparando las cosas que iba a necesitar, oí un pequeño bufido de su parte, pero hizo caso sin decir nada más- bien, ¿Cómo te encuentras? ¿Te notas cansado, más de lo normal después de entrenar?- pregunté, esperando a que respondiera rápido, apuntar las respuestas y acabar cuanto antes-

-Estoy bien, claramente estoy cansado pero como siempre, nada que se salga de lo habitual. Ona te querí- le corté haciendo que quedara con la boca abierta y las palabras a punto de salir. Apretó su mandíbula-

-¿Sigues la dieta que os pasa el nutricionista? ¿Alguno de estos días te has saltado alguna comida? ¿Te has sentido mareado o con falta de fuerzas algún momento?- leía las preguntas de la hoja, no le miraba, no quería hacerlo, pero notaba su mirada clavada en mí-

-Sí, Sí y No- dijo seco, le pegué una pequeña mirada de reojo, tratando de ver si seguía observándome, en efecto-

-¿Has bebido algo de alcohol estas últimas semanas?- iba apuntando sus respuestas al lado de la pregunta, aproveché también para poner su nombre en la parte superior del informe. Pedro González López. Tragué duro, la tensión se notaba en el ambiente-

-¿Vas a seguir ignorándome por mucho tiempo más?- soltó de golpe él, no lo esperaba. Me giré un poco sin levantar la vista de los papeles-

-No te estoy ignorando, de hecho, te estoy hablando- me atreví a mirarle, tratando de mantenerme lo más calmada y serena posible- contesta la pregunta por favor-

-Sí, bebí unas cuatro copas el día de tu cumpleaños, para ser exactos hace una semana y tres días- dijo ahora también serio, mirándome fijamente. Bajé mi mirada de nuevo a el informe, asintiendo con una sonrisa irónica, apuntando exactamente lo que él me había dicho-

-Perfecto, sigamos entonces. ¿Alguna lesión, molestia o golpe que te hayas dado?- seguí yo leyendo aquellas malditas preguntas, parecía que nunca acababa-

-No hay lesión, no hay golpe pero si molestia- se cruzó de brazos-

-Todo bien oído, ¿Cómo ves t- paré en seco analizando lo que me acababa de decir- ¿Tienes molestias? ¿Dónde?- pregunté con un leve tono de preocupación, tratando de que no se notara demasiado-

-En los isquios de la pierna derecha, pero no es nada grave, supongo que solo los tengo cargados- dijo él sin darle mucha importancia, lo miré con ambas cejas alzadas- en serio, no es nada serio, nada que un poco de masaje y descanso no quite- suspiré mirándolo-

-Desde cuando sientes la molestia- seguí preguntando, no me fiaba mucho de su palabra-

-Desde el jueves por la noche- negué algo molesta-

marcando un golDonde viven las historias. Descúbrelo ahora