No la dejes ir

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Él se agacha a su lado y acaricia la mejilla de la joven.

Ella comienza a despertar con lentitud, sus ojos lo observan y muestra una melancólica sonrisa.

-¿Qué pasó? -pregunta levantándose del suelo.

Lilah, quien había estado inconsciente unos minutos, estuvo a punto de caer de nuevo e hizo una mueca de dolor.

-Hiciste que se fueran -es lo que contesta el muchacho mientras la sostiene para que no caiga al suelo-. ¿Te sientes bien? Estás pálida.

-Yo...-ella hace una breve pausa-, tengo sueño, Lucas, muchísimo sueño.

La chica se deja caer en sus brazos, sus ojos le pesan y siente un fuerte dolor. Lucas toma sus manos y lo ve.

Las quemaduras.

En sus manos, en sus brazos, su cintura, cada zona que tuvo algún contacto con Darcie y su hermano. Ellos le causaron quemaduras.

-Te llevaré a un hospital y luego...

-Detesto los hospitales -se queja ella.

Lucas le muestra un intento fallido de sonrisa.

-Entonces a mi casa, ¿te parece? Te llevaré a mi casa, te daré algo para las quemaduras, dormirás un rato y luego te acompañó a tu casa.

-Sólo quiero dormir -pide ella.

Un sonido hace que el muchacho se alerte, es una sirena de policías que suena muy fuerte, y muy cerca.

-Alguien debió hacer algo malo, Lilah, debemos irnos.

-Sí, claro...-dice ella justo antes de bostezar. Y sus ojos comienzan a cerrarse con lentitud.

-Oye, Lilah, no te duermas -le pide él dando leves palmadas en sus mejillas.

Las sirenas suenan más fuertes, se oyen pasos por las escaleras.

-Vienen para acá...

-Porque...yo...-empieza a decirle ella. Pero Lucas nunca sabría la razón de que tres policías armados entrarán al departamento segundos después porque la chica se derrumbó en sus brazos.

Uno de los policías se llevó a la joven, los otros dos se concentraron en Lucas.

-¿Qué pasó? -pregunta él luego de que le hayan pedido la identificación y confirmarán quién es.

-No es asunto suyo, joven, desocupe el área lo más pronto posible -le dice uno de ellos en tono irritado.

La puerta del departamento se abre de nuevo y entra una mujer hermosa, joven, de treinta años con una placa de policía.

-Registren el área de inmediato -ordena.

-Disculpe, señorita...-dice Lucas.

-No puede estar aquí, salga del edificio.

-¿A dónde llevaron a Lilah? -pide saber.

Ella lo observa algunos segundos en silencio, dudando en si debe contestar o ignorarlo.

-No sé de quién habla, joven.

-La chica que estaba aquí, conmigo, uno de los policías se la llevó.

-Lo siento pero me informaron que no había nadie más en el edificio cuando llegaron -asegura-. Debe irse, se hace tarde.

Lucas sale del departamento rápidamente y busca a Lilah entre la multitud que se formó afuera para descubrir qué pasaba. Pero no la ve.

Él volvió a su casa e intentó comunicarse muchas veces con ella, pero no lo consiguió. El edificio fue clausurado un par de días después así que descartó el hablar con Darcie.

Incluso cuando fue a casa de Lilah, la encontró vacía.

Y Lucas no volvió a saber nada de ella durante mucho, mucho tiempo.

3:33amDonde viven las historias. Descúbrelo ahora