¿Podemos hablar?

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Adolescentes con hormonas alborotadas, alcohol, música que destroza tímpanos, sexo y drogas.

Lucas estaba cómodo en el sillón de la sala, en medio de la fiesta, con una chica que daba la impresión de ser zorra sobre él.

La fiesta es en casa de su mejor amigo, una enorme mansión con piscina donde están nadando chicas ebrias y desnudas. Por alguna razón que él no sabría explicar, los invitados comienzan a marcharse a las 2:40 am, quedando sólo los chicos más cercanos al anfitrión con unas chicas de compañeras.

Comienzan a bromear; entre risas, piden cuidado con las almas en pena que salen a las 3:33 am, la hora de los muertos.

Al principio no importó, era una manera de abrazar a sus chicas y hacerse los valientes. Pero todo se salió de control.

Las luces de las lámparas se encendían y apagaban con tal velocidad que se iban a quemar las bombillas, las sillas del comedor cayeron al suelo una tras otra, el ambiente se volvió tenso y todos sentían la mirada penetrante de alguien sobre ellos, sin embargo, fueron incapaces de mover un músculo hasta las tres y diez de la madrugada.

Aturdidos, todos decidieron volver a sus casas.

Lucas pasó por todos los atajos conocidos y desconocidos para llegar a su casa en veinte minutos. Se preparó para dormir y se dispuso a cerrar la ventana.

La chica de la ventana en el edificio de al lado llamó su atención; tenía cabello castaño y ondulado, y ojos café.

Lucas aseguraba no haberla visto en toda su vida.

Cerró la ventana y fue a su cama, justo eran las 3:33 am.

Al día siguiente, un sábado, Lucas se levanta para desayunar algo, hace sus tareas, sale a correr media hora, va a bañarse y ve una película con su mejor amigo. Es la rutina de todos los días.

Por la noche está tan cansado que se despide de su mamá y sus hermanas menores para acostarse cuanto antes.

Duerme varias horas, sin soñar algo, y se despierta con la respiración agitada en algún momento de la noche. Lucas mira el reloj, 3:33 am.

Se levanta y camina por su habitación en busca de algo que le devuelva su sueño, hasta que dirige su vista a la ventana.

La misma chica de la noche anterior está ahí, sentada, mirando la luna sin expresión alguna.

Lucas siente curiosidad por la joven así que toma la silla de su escritorio y la coloca junto a la ventana, no pasan más que algunos segundos cuando ella nota su mirada insistente sobre sí.

La chica le mira y alza una de sus cejas en señal de interrogante.

Lucas decide hacer una escena de película y en una página blanca escribe con rotulador "Hi".

La chica frunce el ceño.

-¿Hablas español entonces? -escribe en la nota y, al momento de mostrársela, ella asiente con su cabeza. Él le sonríe.

La joven se aleja de la ventana y Lucas suspira frustrado, pero ella regresa con varias páginas y un rotulador.

-Hola, Lucas.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Vivo a tu lado y te veo todos los días, ¿cómo es que tú no sabes el mío?

-¿Cómo sabes que no sé tu nombre?

La chica sonríe.

-Haces muchas preguntas.

Lucas niega con su cabeza y la observa un momento, luego escribe:

-¿Cómo te llamas?

-Darcie.

Lucas empieza a escribir que le gusta su nombre pero un sonido lo interrumpe. Del otro lado de su habitación, su laptop cayó al suelo aunque estuviera en su estuche a medio metro de la orilla del escritorio.

La silla en que está sentado comienza a moverse y él cae al suelo. Las almohadas de su cama caen junto con las antiguas fotos de su mesa de noche y el reloj que marca las 4:00 am.

Después la luz se enciende y se abre la puerta, Lucas se espanta pero le dan ganas de reír al ver a sus hermanas Tara y Nancy entrar a la habitación tomadas de la mano.

Le piden que las acompañe a su habitación porque tuvieron una pesadilla y él acepta.

Antes de salir de su cuarto, Lucas mira por la ventana y no encuentra ni rastro de Darcie. Pero al menos sabe su nombre.

3:33amDonde viven las historias. Descúbrelo ahora