No te enojes, II

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El departamento tiene un ambiente cálido, paredes de color crema, una recepción donde aguarda una mujer preciosa y sonriente, y unas escaleras con una alfombra roja.

Lucas sube hasta el segundo piso y se encuentra con varias puertas de madera con distintas tonalidades, se detiene frente a una de roble con una placa plateada que dice "333". Él está a punto de tocar, pero la puerta es abierta. Lucas entra, dudoso de que sea una buena idea.

Dentro es más grande; las paredes son verdes, el piso de cerámica y tiene un olor a dulce, característico de los "suspiros".

-Por favor...-susurra una voz femenina con gran tristeza.

Lucas continúa caminando y llega a la sala, donde encuentra a una pareja joven en el sofá. La joven tiene cabello rizado y castaño, a la altura del pecho, usa una ropa casual como si estuviera en su casa, y sólo llega a reconocerla una vez que alza su rostro, sin alejarse del chico sobre el cual está recostada.

Lucas frunce el ceño al ver que aquel chico acaricia el cabello de Darcie con dulzura. Él tiene ojos verdes grisáceos, cabello castaño y debe ser más alto que Lucas, de al menos 1.89.

-Por favor -repite ella.

El chico le sonríe y deja un beso en la frente de ella.

-Tal vez -le dice.

Darcie ríe y susurra algo en el oído del muchacho, haciendo que él niegue con su cabeza.

Lucas camina hacía ellos y se detiene frente a ambos, con los brazos cruzados.

Pero ellos no hacen nada.

Él extiende su mano hacía Darcie, intentando tomarla por el brazo, pero cuando su mano se le acerca, la atraviesa.

Lucas se sorprende y lo intenta de nuevo, obteniendo los mismos resultados. Al cuarto intento, comienza a asustarse.

Él grita y ninguno parece oírlo. Retrocede unos pasos, temeroso, y su espalda choca con la pared.

Entonces él puede ver la realidad.

Es un lugar pequeño, cuyas paredes están desteñidas, su cerámica destrozada y el olor es de un aceite de cocina. El sofá sobre el cual se encuentran está cubierto por una manta blanca con algunas manchas rojas.

Lucas llega a la puerta y sale, cerrando tras de sí. Así es que descubre que el edificio entero es de paredes grisáceas y agrietadas, con escaleras de madera llena de agujeros y en la recepción sólo hay una silla vacía.

Él coloca su mano sobre el pomo de la puerta, dispuesto a marcharse, pero ésta es abierta desde el exterior y se topa con una joven de cabello negro que está entrando.

Es Lilah.

3:33amDonde viven las historias. Descúbrelo ahora