¡Atención! Capítulo con escenas sexuales, leer bajo su propio riesgo.
P.O.V. Diana:
En este momento estaba atrapada, como si fuera una presa inmovilizada por una bestia que acabo de soltar y le acabo de dar el permiso de hacérmelo, y no solo eso, sino de una forma agresiva.
Ahora se venía la parte de comprobar si todo lo que leía en los libros o veía en las películas acerca de un sexo desenfrenado se sentía tan bien como parecía, y como iba la cosa, parecía que sí.
Lo primero que pasó fue sentir que una de sus manos sostuvo las mías, mientras que él ubicó su cuerpo entre mis piernas, haciendo imposible que yo las cerrara.
Su otra mano recorrió mi cuerpo con hambre, como si quisiese apretar y agarrar cada parte de mí, aunque esto era imposible.
Noté en sus movimientos que quería sacar mi vestido, y cuando pensé que lo iba a arrancar, hablé.
—¡No lo rompas! ¡Es demasiado bonito! —mordí mis labios apenada y se detuvo mirándome serio.
—Puedo comprarte otro, incluso el más caro y lujoso de todos —masculló.
—¡Pero me gusta este! —pedí y él rodó los ojos.
Otra vez me agarró como si de una muñeca se tratara, para pararme y acomodarme dándole la espalda.
Sus manos bajaron mis breteles de una forma bruta, para luego soltarlos y dejar caer el vestido al suelo, quedándome totalmente desnuda.
Pensé que al menos su molestia al haberlo provocado tanto, mejoró, pero no fue así.
Solté un quejido al recibir una nalgada en mi trasero, y ahora una de sus manos tomaba mi cabello, arqueando mi espalda y recibiendo sus besos en mi cuello.
Ahogué un grito cuando sus dedos entraron en mi intimidad, recordándome el por qué este hombre me volvía tan loca.
Miles de sensaciones recorrían mi cuerpo, es como si no pudiera reaccionar a tiempo a ninguna, porque otra nueva aparecía cada segundo.
Pasaron un par de minutos donde su boca y colmillos se divirtieron en mi cuello, pero no alcanzaron a morderme, creo que él estaba guardándome para más tarde.
En un segundo donde él se descuidó, me di vuelta y estampé mis labios en los suyos, besándolo con ferocidad y comenzando a desabotonar su camisa.
Él no se opuso a mi acción, y sin despegar su boca de la mía, me cargó poniendo sus manos en mi trasero.
Enrollé mis piernas en sus caderas, perdiéndome en otro mundo, mientras el viento fresco de la costa se sentía cada vez menos. El aroma a vainilla me hizo dar cuenta que estábamos dentro de la cabaña, y la suave tela de las sábanas en mi espalda, me notificaba de que ya estaba en la cama.
Quité su camisa, y la próxima acción era ir a quitar su pantalón.
Antes de que ponga otro dedo sobre él, se quitó el cinturón y ató mis manos, llevándose una mirada sorprendida de mi parte.
Ahora sus besos húmedos viajaban por mi cuerpo, hasta llegar a mi intimidad y comenzar a atacarla sin rencor, haciéndome gemir y cerrar mis ojos complacida.
Me sentía en el cielo, envuelta en placer y sensaciones extremadamente deliciosas, y mientras el tiempo pasaba, más ganas tenía de que llegue el momento de tenerlo dentro.
—¡Házmelo! —grité entre jadeos.
Dejó lo que estaba haciendo, clavando sus ojos casi negros en mí. Me acercó a él arrastrando mi cuerpo, y luego ladeó su cabeza sonriendo pícaro.
ESTÁS LEYENDO
Sangue Dolce
VampireMi vida siendo hija de los vampiros más poderosos de la actualidad parecía demasiado aburrida. A medida que los años pasaban, comencé a sentir la necesidad de adrenalina y de algo nuevo, pero no sabía que lo nuevo iba a llegar y ser tan descontrolad...