Capítulo VI (La condición)

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P.O.V. Diana: 

Acepté el pedido de bailar ¿Cuál sería el problema? Ninguno, si es lo que tanto yo buscaba durante años; tenerlo frente a mí, poder enrollar mis brazos detrás de su cuello, tal como lo acabo de hacer, y sentir la música recorrer mi cuerpo. 

Sus manos se acercaron a mi cintura, pero él se detuvo en seco, como si algún pensamiento intrusivo lo detuviera. 

Y luego entendí el porqué, él quería mi permiso. 

Sonreí con calidez ante su mirada que comunicaba absolutamente todo, y sin dudarlo, respondí ante su problema. 

—Hazlo —murmuré. 

Sus manos se apoyaron en mi cintura, y su tacto fue tan suave y delicado que, apenas lo sentí, como si fuera con miedo, timidez. 

—Sin miedo... —continué. 

Y ahora sí, me agarró con firmeza, ¿Acaso tiene miedo? Como si fuera una cosa frágil, quebradiza. 

Sentí su mirada en mí, mientras que yo me dejé envolver en la música, cerrando mis ojos y sonriendo al disfrutarla. Al ser un ritmo lento, tampoco se necesitaba mucha habilidad para bailar, sino sentimiento.

No hacía falta hablar, y eso que teníamos mucho para decir. Suspiré relajada, me sentía como en "mi salsa", cómoda, protegida. 

Ese pensamiento hizo que mordiera mis labios inconscientemente. 

La canción duró unos minutos, los cuales para mí, pasaron rápidamente... Será porque la situación se me hacía placentera, gustosa. 

Al final, él anticipó su movimiento, y yo seguí su plan deleitada; me dejé caer hacia atrás, sostenida por sus brazos que se aferraban a mi cuerpo. 

Mi cabeza se dejó caer también, y eso fue provocación, porque mostré mi cuello y escote, lo dejé a su merced, y sentí un suspiro ahogado de su parte. 

Acababa de darle la mejor imagen a este vampiro hambriento, y cuando la canción terminó, me recompuse para continuar bailando la siguiente. 

Los minutos pasaban, y la situación se volvía... Diferente. 

No sé si decir que me excitaba, pero la encontraba sensual, y mi mirada deseosa no tardó en aparecer. Sentí un cosquilleo recorrer mi cuerpo, y un sentimiento inusual al ver su mirada de lujuria.

Por un momento me sentí una vampira sin control, la cual en el primer instante saltaría a atacar su cuello sin remordimiento, y la idea no me parecía nada mal, pero pude controlar mis instintos. 

—¿Debería preocuparme y sacarnos de aquí? —él susurró en mi oreja, con un tono pícaro. Él notó que en parte me estaba calentando, ¡A la mierda la timidez!

—Deberías preocuparte y conseguir una habitación —respondí sin dudarlo, recibiendo una leve risa de su parte. 

Nos desplazamos por todo el salón al bailar, no había un espacio fijo, pero noté que a medida que pasaban los segundos, nos alejábamos más y más de los invitados. 

Y luego nos alejamos de las mesas, y del salón, sin dejar de bailar al ritmo de la música lenta. 

Clavé mi mirada en la suya, le hice saber que noté sus movimientos, y seguí su juego. 

Me condujo hasta los pasillos vacíos, y en ese momento estuve a punto de enloquecer, perder la razón y saltar directamente hacia su boca. 

No era solo yo quien parecía caliente, sino que sus ojos oscurecidos y brillantes mostraban que también comenzaba a perder la cordura. 

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