P.O.V. Diana:
—Adriano, asegúrate de dar las instrucciones que te pedí para ellos. —Alec señaló a el grupo que viajó con nosotros en el avión —Luego, llámame para poder coordinar apenas salga el sol.
Todos habíamos llegado finalmente a México, el avión aterrizó e inmediatamente Alec comenzó a dar órdenes sin parar.
Digamos que el vuelo fue bastante tranquilo, estuve algunas horas descansando o mirando algunas redes sociales en la habitación privada. Él me acompañó un buen rato, pero constantemente debía continuar con su trabajo.
También aproveché para conversar con mi madre, quien me comentaba que Alec habló con ellos para avisarles que ahora estamos del otro lado del océano, en América... Y digamos que esa noticia no le cayó muy bien a mi padre, pero sabía que con Alec puedo estar segura.
—Vamos, Diana —Alec hizo un gesto para que lo siga y tomó mi maleta.
Luego de saludar a Adriano, caminamos unos pocos metros hacia un gran estacionamiento, el cual me dejó boquiabierta al ver los cinco coches de última tecnología y de alta gama estacionados.
—No puede ser... —murmuré asombrada.
—Elige uno. —Alec me miró.
—¿Estás bromeando? —fruncí el ceño sorprendida y él negó con su cabeza.
Mordí mis labios ante tantas opciones, ¿Bajo qué criterios debería elegir?
Siempre ocurría lo mismo cuando debía escoger algo entre tantas opciones, tan solo seguir aquel instinto y gusto.
—Aquel. —señalé un coche negro.
—Un Maserati, buena opción, tiene bastante lugar para las maletas —Alec comentó y nos acercamos al coche —Otro día puedes elegir otro.
Hice silencio y mi mente quedó confundida. Decidí no agregar ningún comentario a la conversación, porque creo que todos estos coche eran de él, no los alquiló, ¿O sí?
Cuando guardó las maletas en el coche, abrió la puerta para que yo pueda entrar.
Ambos nos subimos luego de unos segundos y el viaje comenzó.
—Primera vez en México, ¿Verdad? —preguntó y asentí —Tengo algunos socios, pero mi intención no solo es buscar información de mis padres, sino también expandir mi negocio aún más, por eso traje a unos cuantos de los míos.
—Entonces ya has estado aquí antes... —murmuré.
—Sí, hace diez años, incluso tengo un par de propiedades, una en Cancún y otra en Ciudad de México, pero aquí, en Chiapas, prefiero alquilar por una noche —respondió —Mi interés está en la capital y en la costa Este.
—¿Y cuándo iremos a ese tal bar que Bruno nos mencionó? —pregunté.
—Mañana a primera hora —contestó.
El viaje hacia el lugar donde pasaríamos la noche no estaba muy lejos del punto de partida, y en menos de veinte minutos nos encontrábamos frente a un gran edificio que lucía bastante elegante.
Su color blanco y su gran entrada de vidrio le daban un toque moderno, y ni hablar de los trajes tan selectos que vestían los empleados.
Estacionamos en una zona especial en la entrada y bajamos nuestras maletas, para luego caminar hacia la recepción mientras uno de los empleados se encargaba de llevar el coche hacia uno de los estacionamientos.
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Sangue Dolce
VampireMi vida siendo hija de los vampiros más poderosos de la actualidad parecía demasiado aburrida. A medida que los años pasaban, comencé a sentir la necesidad de adrenalina y de algo nuevo, pero no sabía que lo nuevo iba a llegar y ser tan descontrolad...