Sedúceme: 31

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Anthony.

—son cien dólares, cariño. Le sonrió Jennifer.

—lo que sea, joder. Le tiró los billetes al suelo. —pensé que cobrarías menos por ser yo.

—Ni lo sueñes. Se defendió ella, y salió de la suite de Anthony meneando las deseables caderas de un lado a otro. Recogió el resto de su ropa en el camino hacia la puerta. —si necesitas algo, llámame. Él la miró despectivo, mientras la rubia cerraba ña puerta de aquella suite.

Otra noche más. Otra puta más. Y se le hacía eterno. Se le hacía eterno y apenas Tn había desaparecido de nuevo. No veía la hora de volver a verla y poder cobrarle todo lo que había hecho.

—puta... Murmuró. —que te follen bien Tn Tap. Dijo lleno de ira pura. Sacó otro Derby del bolsillo y se lo puso en la boca. —que te den bien hasta que yo vaya por ti. Encendió su cigarrillo y aspiró el humo hasta los principios de su garganta, para luego dejarlo salir. —disfrútalo... Le dolía. Y se había convertido en una jodida obsesión. Tn era su maldita droga. Era el punto que lo tenía enloquecido. Y disfrutaría tanto el día en que la viera sufriendo igual que él, horas antes de que lo dejara plantado en su propia boda. Pero sí... pagaría todo. Todo lo que le había hecho. Le pagaría todo y cada una de las cosas que le hizo sentir ese maldito día. Y el momento... estaba cada vez más cerca...

El celular de Anthony empezó a sonar.

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—¿qué te pasa? Le preguntó Catalina, al verla sentada sobre las pequeñas butacas de la cocina, a esas horas de la noche. Tn solo después de un par de segundos pudo reaccionar ante sus palabras.

—nada... Mintió. En verdad se le había quitado el sueño. Se desató la trenza que acaba de hacerse, dejándose el cabello libre. Catalina se quedó observándola, la conocía mucho como pata tragarse esa mentira. Se le acercó.

—va enserió, ¿que sucede? Volvió a cuestionarle.

—es que... Ella respiro hondo. Desde hoy en la mañana, con aquella pesadilla, las cosas se le había hecho pesadas. Tenía cierto presentimiento que le dejaba en paz. —siento que... siento que algo no anda bien...

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Anthony contestó el celular.

—Buenas noches, Francis. Le saludo Anthony. El padre de Tn se aclaró la garganta. Después de todo lo que había pasado, había huido de Las Vegas hasta su residencia en Hawaii, para evitar la típica interferencia de los medios de comunicación. No quería saber nada de la mierda de prensa y sus chismes de última hora "El nuevo Secuestró de su hija". Lo peor era que algunos periódicos ya sospechaban sobre la relación que tenía ella con el mismo secuestrador.

—¿como va la búsqueda de mi hija? Le preguntó.

—mejor que nunca. Le afirmó Anthony. Era el quien se encargaba de buscarla mientras Francis estaba de viaje.

—¿qué sabes?

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Catalina la miró dubitativa.

—¿qué edta pasando?

—hoy tuve una pesadilla...

—vaya, pensé que habías madurado. Se burló Catalina.

—¿por qué nadie toma enserió esto? Mierda esto es real Catalina, estoy hablando muy enserió... hay algo que no está bien... y...y no sé que es.

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Anthony apretó el teléfono entre sus manos, orgulloso.

—se el lugar exacto do de tienen a Tn. Sonrió. —se donde está, con quien está y todo... todo lo demás...

Francis río en la otra línea. Pronto podría volver a Las Vegas sin tener avergonzarse de nada.

—¿y que estas esperando? Tráela de vuelta.

—espero el momento exacto, señor... Le afirmó. Y otra fina sonrisa se le formó en los labios. —se perfectamente ño que tengo que hacer, y como hacerlo. Cuando usted esté de vuelta, Tn estará conmigo. Pero lo más importante... Añadió Anthony. —ese imbecil de JeanCarlo Leon, aquel que tiene a su hija, estará pudriéndose en su propia tumba.

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Y ojalá aquella noche alguien hubiera prestado atención a los presentimientos de Tn. Porque pronto, aquellas señales... sucederían.

Capítulo 31 arriba, espero que les guste mucho con demasiado bye bye ❤️❤️

Sedúceme (JeanCarlo León y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora