XI

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Estaba seguro de algo. Era feliz.

Nunca se había emocionado tanto por hacer algo tan simple. Algo como salir.

Le divertía contar acnectotas, y era aún mejor con las tres personas que mejor lo trataban de la casa. Sobre todo con Gojo.

Durante todo el camino estaba emocionado, al punto en el que no le importaba tanto ir en silla de ruedas.

Le emocionaba que si todo saldría bien ahí, iría a la universidad, probablemente conseguiría amigos, y tendría una meta. Quizás se curaría y volvería con los deportes.

Cuando Sasaki y Iguchi se fueron. Se quedó solo con Gojo, lo ponía nervioso, muy nervioso, sus manos sudaban más de lo normal y sentía sus mejillas calientes, agradecía tener la piel un poco bronceada, así Gojo no se daría cuenta de su sonrojo constante.

—Es hermoso—.

Lo escucho decir mientras miraba el lago.
Era verdad, el paisaje era lo más bonito que había visto en mucho tiempo. Todo, el lago que parecía tener agua transparente; árboles de distintos colores, entre verdes, naranjas amarillos, rojizos, rosas hasta el  morado, definitivamente las jacarandas y cerezos eran hermosas y sus favoritos; los patitos le parecían tiernos; la paz que algunas personas transmitían le calmaban.

—Si...—.
Soltó sin pensarlo. Cuando estaba con Gojo imprudentemente hablaba, no mucho y sin fuerza, pero en ocasiones, decía palabras cortas y sencillas, a veces dolía pero cuando veía como se emocionaba Gojo valía la pena.

Recordaba que no hace mucho leyó un libro, escrito por Choso. La trama principal era una ciudadana que se volvía villana por la muerte de su madre a manos del héroe, pero en la historia ella se enamora de un héroe y había una lista de como saber si alguien te gustaba. Al principio le pareció tonto, si sentías algo por alguien inmediatamente lo debías de identificar, a él nunca le gustó nadie así que no conocía el tema.

La lista era sobre que te gustaba estar con esa persona, lo cual llenaba con Gojo.

Siempre estaba nervioso cuando estaba con el, le interesaba que cosas le gustaban, quiere estar todo el tiempo con el, siente que el tiempo se acorta con Gojo, hablar con el era su actividad favorita, conoce el olor dulce de Gojo, parece que todo lo que dice es perfecto, se reía de sus chistes y pensaba todo el tiempo con el. Sin mencionar que le parecía una persona realmente atractiva por obvias razones.

No supo cuando se perdieron, mientras se miraban. En una burbuja solamente de ellos, no podía despegar sus ojos de los de Gojo, ninguno se dió cuenta de que había pasado demasiado tiempo.

Quería agradecerle, por todo. Gojo era la persona más amable y comprensiva que había conocido, parecía que le leía la mente y que conocía todos sus secretos, incluso los que el no sabia. Un verdadero ángel.

"-Gracias. Eres de lo más importante que me ha pasado.-". Eres mi angel.

Se abstuvo de decir esas palabras parecía que sobraban.

Ninguno se movió, ni un centímetro.

—Me gustas—.

Las palabras de Gojo, fueron calidad y únicas. Se sentía aún mejor, nunca pensó que con unas pocas palabras se sentiría tan vivo... Tan feliz.

Una felicidad que no identificaba. Una felicidad que hacía que el agujero en su pecho se cerrará, una felicidad que quemaba todo su dolor físico, una felicidad que hacía que su corazón se detuviera.

Sonrío, instintivamente. Parecía que era la única forma de demostrarle lo que sentía.
—A mi también —.

Había sacado esa conclusión desde hace poco. Pero estaba seguro.

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