XI

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Nunca espero estar así, destruido y consumido por la tristeza, se sentía devastado, era como si todas las emociones que valoraba, todas aquellas que lo hacían sentir mejor, todas las que iluminaban su vida, perdieran color, se tornan oscuras y grises.

Vacío.

Si pudiera describir sus emociones en una palabra esa sería.

—¿Estás bien?—. La voz de Suguru.

No contesto, solo levantó la cabeza.

—Entra, eran novios ¿No? —.

Las palabras de su mejor amigo le calaban, si, quizás si hubieran sido novios, pero ya no podían.

—No merezco entrar—.

No, no lo merecía, Yuuji se fue en sus brazos y el no pudo evitarlo.

Recordó, como estaba en la ambulancia, como los paramédicos intentaban hacer que su corazón volviera a latir, cosa que no lograron...

Tan solo recordar, le calaba, el como su piel se torno más palida, casi llegando a un gris, como su cuerpo se enfría, como sus uñas se volvían moradas, sus ojeras se marcaban.

La primavera, su primavera se volvió un árido invierno, uno que duraría toda su vida.

Le dolía, si tan solo el no hubiera quedado paralizado, eso no estubiera pasando.

Yuuji, su Yuuji no estaría muerto.

—Es su funeral, despidelo almenos—Suguru guardo silencio —No lo conocía mucho, pero parecía quererte, seguro se sentirá mal si no lo despides...—

Un nudo en su garganta, uno que no le permito responder.

Funeral.

Ya había estado en algunos, pero, está vez era distinto, no era cualquier funeral, era el de Yuuji, la persona que le gustaba.

Su dedo meñique volvió a palpitar, desde que el corazón Yuuji dejo de latir, su dedo meñique lo hacía.

Respiro, en un intento de aflojar su nudo.

Sentía que el vómito se asomaba por su garganta, que sacaría sus emociones de esa forma, su pecho dolía, sus manos temblaban, recordando a esa persona que incluso apagado iluminaba todo el lugar, no logro evitar empezar a temblar.

—No... Yo...—. Su voz se quebró.

Suguru lo abrazo, sin decir nada.

Tembló a un más, quería gritar, quería que eso fuera su peor pesadilla, que faltará poco para despertar, e ir con Yuuji, hablar de lo que sea, pero estar con el.

Se aferró al cuerpo de Suguru, su cuerpo pesaba, y su alma junto con sus lágrimas se desbordaron, lloro en su hombro, recordaba cada vez más a Yuuji, su hermoso rostro, esas hermosas estrellas en sus mejillas, sus dorados ojos, sus labios que ansiaba besar.

Otra vez el recuerdo, Yuuji, enserio lo necesitaba, quería estar con el abrazarlo a él, sentir como su pecho se movía, como temblaba levemente, como su respiración era corta y clara, añoraba tanto estar con el.

—Esta bien...—. Suguru lo ánimo.

Y en ese momento gritó, sus emociones se desbordaron completamente sobre su mejor amigo, gritó tan fuerte que sentía como su garganta ardía, llorando más, sus ojos, su estómago ,su garganta su cuerpo, su alma, todo su ser extrañaba a Yuuji, pero el sabía que no volvería.

Su dedo volvió a pulsar, respiro, quizás Suguru tenía razón, debía verlo, almenos una última vez.

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